Sin dudarlo un solo momento más, saco mis bolsas y maleta para seguir al hombre que tiene poca paciencia, pero, al menos no me ha matado. Así que, con temor, me marcho hacia la habitación que ni siquiera en mis pesadillas había tenido.
Con temblor en todo mi cuerpo, porque no sé qué es lo que puede suceder, entro a la habitación que parece un salón de torturas, donde ya tienen a Luise esposado.— ¿Por qué me traes aquí? Creo que ya ha quedado claro que no tengo forma de traicionarlos y comunicarles durante el camino a la persona que los haya interceptado de la policía.— Estoy seguro de eso, eres muy tonta para hacer algo tan elaborado, pero, quiero que veas lo que hago. Quiero que no haya dudas de lo que sería capaz de hacerte si te pasas de lista. — dice Damián.— No necesitas decirme que es lo que me pasaría, sé perfectamente