5. No sé puede negar lo evidente
Después de esa primera cita en grupo se sucedieron muchas más, tanto que aquellos Alfas malditos terminaron por olvidar su plan de someter al mundo y sobre todo de acabar con las brujas.
Conocer a esas tres lobas, brujas o lo que fueran. Les había devuelto una esperanza que solo habían llegado a experimentar en la niñez.
La calidez dentro de sus corazones, aunque no se habían aceptado y no habían sellado el vínculo. Estaban seguros de que darían sus vidas por ellas.
Habían pasado seis meses desde que habían conseguido escapar de aquella prisión y su vida en el pueblo humano no estaba mal. Pero las tres lobas les habían pedido mudarse a la Manada para estar más cerca de ellos.
Jarek, Denzel y Ajax no estaban del todo convencidos. Sabían que los padres de Mía eran los Alfas de la Manada y entrar allí y someterse al mandato de alguien no era agro algo que les agradará.
Hasta que aquel maldito día llegó, las chicas les dieron un ultimátum o se mudaban a la manada o rompían su lazo.