Al día siguiente, a las ocho de la mañana.
Marisela finalmente vino a trabajar después de haber pedido tres días de permiso. Al regresar a su escritorio, los compañeros con quienes tenía buena relación vinieron a preguntarle qué había pasado, por qué no respondía los mensajes.
—No fue nada grave, estuve hospitalizada unos días —sonrió Marisela—. Se me perdió el teléfono, ayer recién compré uno nuevo, no pude ver los mensajes anteriores. Perdón, no fue intencional no responder.
Al escuchar la palabra "hospitalizada", y que habían sido varios días, los compañeros quedaron asombrados.
—Dios mío, que te pase algo tan grande y puedas decirlo con tanta tranquilidad, tu mentalidad es increíblemente fuerte —dijo un compañero con admiración.
—¿Por qué estuviste hospitalizada? ¿Te enfermaste? Aunque ciertamente te ves más pálida que la semana pasada —dijo otro compañero.
Marisela reemplazó el secuestro con una fuerte gripe viral, era más sencillo así. No tendría que responder más preguntas, no t