Marisela naturalmente ya lo había visto, sus miradas se cruzaron a la distancia, Marisela se quedó un poco atónita y también confundida.
¿Cómo había venido Ulises? ¿Había venido a buscar a Germán por algo?
Germán en este momento cruzó los brazos, con aire de disfrutar el espectáculo miró a ambos y se aclaró la garganta traviesamente:
—¡Ejem! Ulises, ¿cómo no sabía que venías? Tampoco me avisaste.
Marisela se detuvo por medio segundo, mirando a Germán.
¿Ulises no había venido a buscarlo?
Entonces él era...
—¿Acaso viniste a recoger a la señorita Undurraga? —bromeó Germán sonriéndole a Marisela.
Marisela: .
Seguramente había algún malentendido...
Antes de que pudiera responder incómodamente, del asiento trasero del Bentley.
Se abrió la puerta, unos tacones tocaron el suelo, Celeste adoptó una expresión de sonrisa profesional mirando a Germán.
¡Canalla, se había atrevido a molestar a su amiga!
—Marisela, ¿salió bien la audiencia? Le pedí a Ulises que me trajera a recogerte, para almorzar