—El cabello ya lo preparé antes de salir, para ahorrar tiempo, si los resultados no coinciden, ninguno de los dos perdemos tiempo —dijo Isabella con naturalidad.
Daniel extendió la mano para recibir esa pequeña bolsa sellada, miró los cabellos dentro, y luego levantó la vista:
—Su consideración es muy completa, gracias por su cooperación señorita Fuentes.
Isabella sonrió dulcemente y respondió:
—Es lo que corresponde, después de todo reconocer familiares no es algo menor.
Daniel guardó el cabello en su bolsillo, se recostó en el asiento de la mesa, cruzó las manos naturalmente frente a él, y luego hizo todas las preguntas que había querido hacer ayer.
Daniel: —¿Cómo se llamaba el orfanato donde estuviste?
Isabella al escuchar esto sonrió para sus adentros, ya había anticipado que él iría a investigar el orfanato, así que ayer ya había hecho el intercambio perfecto.
—Ese orfanato originalmente se llamaba Casa de la Esperanza, ahora cambió de nombre a Hogar Nuestra Señora de los Ángeles