Antes de que terminara de hablar, instantáneamente Ulises entrecerró los ojos y dijo con tono amenazante:

—No te atrevas.

Germán se quedó atónito, realmente intimidado por un segundo por ese tono frío y sombrío.

Cuando reaccionó, gritó:

—¡Oye, solo era una suposición, ¿por qué reaccionas así?

—No hay tal suposición. Marisela es amiga de mi hermana, si te metes con ella, no me culpes por no ser cortés contigo —amenazó Ulises fríamente.

Germán se sintió impotente. ¿Solo por esa razón?

Como hermano mayor cuidar a tu hermana era natural, ¿pero por qué también cuidabas a las amigas de tu hermana?

Algo no cuadraba, algo estaba muy mal.

—Oye, reaccionas tan fuerte, ¿no será que te gusta Marisela? —dijo Germán.

Ulises aún no había negado como de costumbre, cuando Germán continuó:

—Como sea, no importa, no me voy a meter.

¿No era esto típico de alguien que ya se había enamorado pero no lo admitía verbalmente, o tal vez ni se había dado cuenta?

Tsk, tsk, este tipo de hombre, aunque le abrieras l