—Lo digo desde tu perspectiva, ustedes tienen una relación muy profunda como hermanos.
Celeste mostró total desacuerdo con esto, claramente desde pequeña había crecido bajo las burlas y opresión de Ulises.
—Por cierto, ¿Ulises prefiere sabores salados, agridulces, o le gusta picante? —preguntó Marisela mirando los chiles que tenía en la mano.
Celeste se quedó confundida, sin entender por qué su amiga preguntaba eso de repente. Marisela le explicó, y Celeste dijo:
—Ah, ya veo...
—No, ¿en serio vas a cocinar? No es necesario, mi hermano no necesita ese dinero, te está molestando a propósito.
—No importa, es solo el sábado. Él no necesita el dinero, pero yo tampoco puedo aprovecharlo —dijo Marisela.
—No te compliques con eso, ¿qué sabores le gustan? —cambió de tema activamente.
Celeste pensó por un momento, y realmente no lo sabía.
Ulises parecía poder comer cualquier cosa, tampoco mostraba que le gustara especialmente algo. Para él, la comida era solo para mantener las funciones vitales,