—Les aconsejo que confiesen honestamente. Considerando que solo siguieron y reportaron, sin causar daño físico, entregarse voluntariamente aún puede reducir la sentencia —dijo el oficial.
Las esposas de plata tintineaban, atrapados con las manos en la masa, los dos ya no tenían argumentos para defenderse y confesaron todo.
Quién era el empleador detrás, qué precio pagó, qué les pedía que hicieran cada día, así como todos los documentos y materiales que habían intercambiado entre las partes.
Otro oficial tomaba notas de todo el proceso, luego llegó a una conclusión—
Este era un obseso del control pervertido, que quería conocer todos los movimientos de la persona vigilada en todo momento.
—Señorita Undurraga, ¿qué relación tiene con ese Lorenzo? —le preguntó el oficial a Marisela.
—Es mi exmarido, la semana pasada acabamos de tener el juicio de divorcio —dijo Marisela sin expresión.
Ahora todos pudieron entender, parecía ser un conflicto sentimental, el hombre no aceptaba el divorcio y c