Al escuchar esto, Marisela enderezó la mirada, se esforzó por mantener la calma como si nada hubiera pasado, y luego sonrió ligeramente.
—Confiesa honestamente, incluso si me dices que tiraste mi tarjeta al inodoro no te diré nada —dijo Ulises.
Marisela se sintió indefensa.
La capacidad de deducción de esta persona era realmente fuerte...
¿Realmente tenía que decirlo? ¿O mejor inventaba una mentira para salir del paso?
—¿Realmente se cayó al inodoro? —dijo Celeste mirando a su amiga desde el lado.
—No pasa nada~ no fue a propósito.
Marisela la miró, luego miró a Ulises. El hombre tenía esa actitud que claramente exigía que dijera algo.
Y además, si le mentía, existía el riesgo de que él la desenmascarara.
—Es que... está en un lugar muy seguro, el señor Bustamante no tiene que preocuparse por que personas ilegales la usen —dijo Marisela con una sonrisa rígida.
—Sé más directa —dijo Ulises.
Marisela: —...En el basurero, nadie la revisará, y ese mismo día será limpiada por el personal de