Capítulo 33
—No voy a ningún lado, simplemente no me gustan —respondió Marisela sin expresión.

Al escucharla, la tensión en la espalda de Lorenzo se relajó, y le ordenó a Aurelio:

—De paso, compra un juego nuevo de sábanas, almohadas y mantas en el supermercado de abajo.

Aurelio asintió y se marchó, mientras Lorenzo regresaba a la sala.

Marisela siguió recogiendo sus cosas. Todo parecía estar allí, pero...

De repente se levantó y fue a su antigua habitación. Cuando iba a usar la llave para abrir, alguien detrás de ella abrió directamente el cajón inferior.

Al ver que estaba vacío, Marisela se quedó paralizada y giró la cabeza, encontrándose con la sonrisa de Isabella.

—¿Dónde está mi cuaderno? —preguntó acusadoramente.

—¿Qué cuaderno? No sé de qué hablas —fingió Isabella.

—¿Acaso no fuiste tú quien abrió el cajón? —Marisela apretó los dientes.

Isabella no alcanzó a responder cuando Lorenzo apareció en la puerta y preguntó frunciendo el ceño:

—¿Qué están discutiendo?

Marisela estaba a punto de recl
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