—Le planteé a Eduardo la inversión, él estuvo dispuesto y de paso me preguntó si querría casarme con Lorenzo. Como lo había querido durante tantos años, la alegría nubló mi juicio y acepté.
—La inversión y mi matrimonio no tenían relación causal, fueron situaciones paralelas. Pero como acepté casarme, la inversión ángel se convirtió en personal.
—Se podría entender como una dote exclusiva de Eduardo para mí, aunque no la acepté completa, sino que acordamos dividirla cincuenta-cincuenta.
Marisela explicó toda la situación de un tirón. Matías la miraba atónito, recuperando gradualmente su compostura.
Retirando las manos de Matías de sus hombros, Marisela continuó:
—Matías, mi matrimonio con Lorenzo no tuvo nada que ver contigo. Además, ¿en qué época vivimos? Eduardo no podía obligarme. Fue mi decisión, aunque pagué un precio muy alto por ella.
Matías seguía mirándola fijamente mientras Marisela se desabrochaba el cinturón de seguridad:
—Gracias por traerme. Cuida tus heridas este fin de