Capítulo 138
Lorenzo solo escuchaba, con los hombros temblando, mordiéndose el labio para contener los sollozos.

Diez minutos después, el mayordomo regresó con medicinas y comenzó a desinfectar y vendar la mano de Lorenzo.

—¿Cómo están las heridas del joven? —preguntó Eduardo.

—Moretones en la cara, varios golpes en el abdomen, hombros, brazos y espalda —informó el mayordomo.

Al oír esto, Eduardo le dio una patada a Lorenzo:

—¡Con toda esa energía que te sobra, deberían meterte en la cárcel para que te reformes!

—Pero no hay lesiones graves, don Eduardo, no se preocupe —añadió rápidamente el mayordomo.

Eduardo retiró la pierna mientras su nieto preguntaba con voz ronca:

—¿Y Marisela? Su talón... ¿es grave la herida?

—El talón solo tiene rozaduras, pero la lesión más seria es en el coxis. Dice que se cayó al salir del coche —respondió el mayordomo.

Al escuchar esto, Lorenzo se enderezó y trató de salir del vehículo, pero Eduardo lo sujetó de la ropa mientras ordenaba al mayordomo que lo detuviera.

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