En la entrada de un club.
Enrique le preguntó con semblante grave, después de recibir a Melodía:
—¿Estás segura de que Celeste fue secuestrada? Ella no quería que Lorenzo se metiera en los problemas entre ella y la familia Morales... ¿Debemos informarlo a Lorenzo? ¿Sería mejor que yo vaya a rescatarla?
—¿Yael te escucharía? Si demoramos más, ¡Celeste quizás ya esté muerta! ¿Vas a ayudarme o no? —le respondió Melodía con lágrimas en los ojos.
Enrique no soportaba ver a Melodía llorar.
—No llores, no llores. Está bien, ¡vamos a buscarlo!
Tomando la mano de Melodía, Enrique entró a un reservado.
En el amplio reservado había una mesa de billar. Allí, Lorenzo y un hombre joven jugaban, mientras una hermosa mujer joven vestida con ropa sexy sostenía una caja llena de pesas.
En ese momento le tocaba a Lorenzo hacer el tiro. Bajo la luz, el hombre tenía una expresión inexpresiva. Se inclinó ligeramente, con anchos hombros y cintura estrecha, la luz resaltaba su figura impecable.
Pero, todo su