—Kieran, necesito que vengas aquí. Empezaré con el ritual.
Él se puso rígido enseguida y se dirigió a donde estaban sus hermanas y su madre.
Su ritmo cardíaco aumentó.
“Iré al fin por mi hembra, ¿Qué estará haciendo Aisha?”
—¿Qué es lo que debo hacer?
Kian ya se había acercado también para cuando Kieran llegó.
—Te sostendré, compañera. Aférrate a mí.
Dana pasó sus manos por sus hombros anchos alzando la cabeza para encontrarse con la mirada de Kian antes de esbozar una sonrisa.
—¿Acaso crees que soy débil, Alfa?
—Jamás creería eso. Eres la hembra más fuerte que conozco. Pero quiero sostenerte, necesito saber que hago algo por ti.
Dana deslizó una mano por su mejilla mientras que mantenía la otra en el mismo lugar.
—No eres culpable de esto, deja de culparte —susurró en sus labios.
—Si hubiera otra manera…
—No la hay, no me pasará nada —esto no solo lo afirmó para Kian, sino que también buscó la mirada abatida de su cachorro—. Tranquilícense ambos.
Dana le dio un beso en los labios a