—Einar...
Cuando Aris volvió a llegar dónde estaba el macho no dudo en abrazarlo. A diferencia de Diana él sí sabía quién era.
Todos sus recuerdos de la otra vida habían vuelto a su cuerpo ya que Diana había completado la profecía o por lo menos una parte de ellas, la parte de traerlo de vuelta.
—Papá...
—Gavin me habló de todo lo que hiciste por la manada, ojalá a tu madre y yo tuviéramos visto crecer pero aun así estoy muy orgulloso de ti.
—Gracias, papá. Estaba esperando este día por tanto tiempo. Todos en la manada te extrañaron, ¿Cómo te sientes ahora?
—Renací, tengo a mi familia de vuelta y estoy en mi manada. ¿Qué más podría pedir?
—Ella no se ve muy contenta.
—Lograré que lo esté, no te preocupes por eso.
—¿Y que hay de Adel?
Ante la mención de ese nombre Aris no pudo evitar tensarse, los recuerdos del pasado volvieron golpeándolo y sus manos se convirtieron en empuños.
—No quiero hablar de ese bastardo. Tenemos mucho de que hablar.
Einar lo miró con admiración antes de asen