Aisha no había podido dormir en toda la noche ante la ansiedad de qué iba a hacer, pues no había hablado con la señora Brown.
Ni siquiera le importaba que ese día justamente era su cumpleaños. En todo lo que podía pensar, era que no tenía un lugar donde ir.
Y además, estaba de ese pensamiento recurrente en el que aparecía el Alfa Kieran.
La visión del cuerpo perfecto del macho había sido una total conmoción, cada vez que siquiera pensaba su nombre se sonrojaba. Solo esperaba que él olvidara que el suceso después de todo, no lo había visto.
Aunque había dicho su nombre.
Se había prometido así misma que fingiría que no había pasado nada.
Pero había algo dentro de ella, que le decía que no era tan fácil.
Finalmente, se rindió y se levantó de la cama, incluso aunque el sol no había salido. Necesitaba drenar su estrés de alguna manera, y la única que veía posible era el entrenamiento, tenía que ir al asentamiento.
Escuchó los reclamos molestos de Talía , sin embargo, enseguida la ig