Capítulo 2.

-Abigail, él es Dominic – Arnold presento a su hija con el hombre frente a ellos, sin embargo no lo presento por su nombre y apellido porque en realidad Arnold no conocía el apellido de Dominic.

-Como le va – respondió Abigail, ni siquiera como una pregunta, ella simplemente soltó las palabras de mala gana.

-Dominic, ella es Abigail Page – volvió a decir Arnold, mientras Dominic miraba fijamente a la chica.

Ella se llevó un cabello detrás de la oreja, y trato de mirar a otro sitio que no fueran sus fríos ojos, pero ellos eran como un imán, y ella no tuvo otra opción más que verlo fijamente, igual a como estába haciendo él.

-Abigail, es un placer conocerte – el hombre tomo la mano de la chica, y le dio un beso en la delicada piel.

Ella se quedó observando la manera en la que él acerco sus manos a su boca y la beso, y entonces sintió el mismo escalofrió que sintió antes cuando lo vio por primera vez, ese mismo frio recorriendo todo su cuerpo, él hombre irradiaba una energía extraña y eso a ella no le gustaba, asi que de inmediato, aparto la mano de la boca de él, se sentía como en un limbo, y no sabía como actuar, de lo único que si tenia certeza, era de que no podia confiar en Dominic, por nada en el mundo.

Dominic soltó una risa disimulada en cuanto ella aparto su mano, y elevo una ceja en su dirección.

-¿Por qué necesitaba conocerlo? – preguntó Abi, deteniéndose un poco más en las facciones bien formada de Dominic.

El hombre tenía los ojos más oscuros que ella hubiera visto jamás, como un profundo hueco negro por completo vacío, sus pestañas era espesas, y sus cejas también lo eran, su piel, más que blanca, era más bien trigueña, sus labios, eran delgados, y delicados, y en sus mejillas, y en su mandíbula, tenia una barba muy bien cuidada, iba impecablemente vestido, y se veía como si hubiera acabado de salir de darse una ducha, sin duda era un hombre muy masculino, uno que le resultaría atractivo a cualquier otra persona, pero Abigail sabía que debía huir de él, de alguna forma, sabía que no se podia dejar enredar por su belleza.

-Porque esta noche te iras con el señor Dominic – anuncio Arnold, mientras Abigail se sentía en una mala película de terror.

Ella abrió los ojos con sorpresa y por un segundo creyó haber escuchado mal, asi que tuvo que pedirle a su padre que repitiera lo que había dicho, para estar segura de lo que había escuchado.

-¿Qué has dicho?

-Que esta noche te iras con el señor Dominic – soltó, imperturbable.

Dominic vio la expresión en el rostro de Abigail, y le dio demasiada risa verla de esa forma, ella se veía asustada, estaba nerviosa de ir con él, y él no la culpaba por eso, después de todo, se tenia que ir con un hombre sin alma, sin embargo eso no hacía que la situación fuera menos divertida, le gustaba verla de esa forma, desarmada, indefensa, asustada, eso le generaba placer, de alguna retorcida forma, le gustaba verla confundida, sin salida, como una pobre gacela siendo cazada por el león.

-¡Yo no voy a irme con él! – exclamo – eso no es lo que hacemos aquí – soltó con asco, en dirección a Dominic.

-No es lo que piensas – intento explicar Arnold.

-No me interesa lo que quieras decirme, yo no puedo irme con él, no soy una maldita cualquiera – le grito a Dominic en la cara, para que se diera cuenta que con ella no podia hacer lo que le viniera en gana.

Ella no era inocente, ella pelearía con las uñas si le tocaba por impedir eso que estaba sucediendo.

-No te iras con él para pasar una noche – le dijo – te iras con él, definitivamente…

Abigail sintió que tenia ganas de vomitar, debía hacer una pregunta cuya respuesta ella sabía que no iba a gustarle demasiado.

-¿A qué te refieres? – preguntó la chica con la boca seca.

-Te iras conmigo porque te he comprado – espeto Dominic con esa voz profunda, y gruesa.

Abigail tuvo que sostenerse de una de las sillas que había a su lado, porque de pronto sintió que iba a caerse y a desvanecerse justo en ese sitio, eso no podia ser verdad, no podía ser cierto lo que estaba sucediendo.

-Creo que ustedes tienen cosas de las cuales hablar, asi que les daré un par de minutos, no tardes demasiado, Abigail, como le he dicho a tu padre, no me gusta esperar – mascullo, se dio media vuelta, y salió del club siendo seguido por Roy.

Dominic se recostó en el auto, se cruzó de brazos, desdibujo la sonrisa en su rostro, y estuvo atento a todo a su alrededor, siendo un hombre tan importante como lo era él, no podia descuidarse, o permitirse bajar la guardia, asi que el hombre se quedó asi, imperturbable, esperando a que Abigail saliera del lugar. 

-Dime que lo que acaba de decir ese imbécil no es cierto – le pidió a su padre, volteándose con rabia hacia donde él estaba.

Necesitaba desahogarse de lo que sentía, y no encontró una mejor manera de hacerlo que gritándole al responsable de todo eso que estaba pasando, necesitaba gritarle y si era posible también golpearlo, porque lo cierto era que tenia miedo, más de lo que había sentido nunca, se sentía como en un barco a la deriva a punto de voltear y hundirse con él.

-Es cierto – Arnold asintió de manera solemne.

-¿Por qué hiciste eso?

-Voy a decirte la verdad Abi – el hombre pensó en una mentira que fuera suficientemente creíble, y cuando encontró la perfecta, puso su mirada mas triste y le confeso – tenemos problema de dinero.

-¿A qué te refieres con eso?

-El club, últimamente no es lo mismo, sabes que es lo único que nosotros tenemos como sustento, él dinero me hace falta y él me ofreció mucho dinero por ti.

-Pero eso no puede ser posible, a diario vienen montones de hombres simplemente a vernos bailar, ¿Cómo es posible que no tengamos dinero? No puede ser cierto – la chica, inocente, negó con la cabeza.

-Nadie mas que yo desearía que esto fuera una mentira, pero no lo es, y lo necesito.

-¿Cuánto te ofreció por mí?

-¿Para que necesitas saber?

-Responde – le pidió Abi.

-Medio millón de dólares – el hombre mintió, porque sabia que, si le decía la cantidad real que Dominic había pagado por ella, entonces ella se iba a escandalizar y le iba a pedir una porción del dinero, y él ya tenia planes para los dos millones de dólares que le había dado Dominic, y no iba a dejar que nadie, ni siquiera Abigail, dañara sus planes.

-O sea que ¿eso es lo que valgo? ¿Miedo millón de dólares? – ella no podia creer que eso de verdad estuviera pasando, se sentía sucia, como usada, o mas bien, como si estuviera siendo canjeada, y lo peor de todo era que era gracias a su propio padre, la persona que se suponía que tenia que cuidar de ella sin importar que.

-Tu sabes que vales mucho mas que eso, bonita – él se acerco a ella, y le acaricio la barbilla, pero a ella le dio asco el gesto y aparto la cara de él.

-Esto lo hago por el bien de todos, cuando me recupere, podre comprarte de vuelta, esto es por el bien mío, tuyo y de tu hermana.

Abigail lo encaro, furiosa, y entonces la decepción volvió a convertirse en rabia.

-¡No puedes volverme a comprar porque no soy una maldita silla! No puedes comprarme y después devolverme – ella se acercó a él dispuesta seriamente a golpearlo.

-¿Entonces quieres quedarte con él? – preguntó Arnold, retando a la paciencia de Abi.

-¡Claro que no quiero irme con él, no deseo estar a solas con ese mal nacido! No lo conozco y no desearía hacerlo, pero tu has tomado la decisión por mi – una lagrima se derramo de los ojos de la chica.

Ella se puso las manos en la cadera, y caminó al rededor del lugar.

-Sabes acaso, ¿A dónde planea llevarme?

-No lo sé – respondió con falsa tristeza.

-¿No sabes dónde voy a vivir?

-Dominic es un hombre reservado, hija, él no me cuenta sus planes.

-¿Es decir que bien podría llevarme con él para ofrecerme como sacrificio humano y tu no harías nada? ¿Podría estar yendo a la muerte segura y a ti no te importa? – le grito, dejando que las lagrimas salieran a borbotones de sus ojos.

-Él no va a matarte – Arnold rodo los ojos, con fastidio por todo el espectáculo que estaba haciendo Abigail, no entendía porque hacia tanto drama, después de todo, eso era lo que todas las chicas de su edad querían, encontrar a un hombre multimillonario que pudiera mantenerlas, eso era lo que él pensaba.

Pero Abigail era diferente al resto.

-Por supuesto que no va a matarme – ella sorbio por la nariz, y pensó en todas las cosas que iba a tener que hacer para Dominic, sabía que no iba a ser nada como llevarle café en una charola, o limpiarle la casa, Abigail sabía que Dominic la queria para sus juegos, probablemente sexuales, porque no veía otra razón para que un hombre como él hiciera eso.

Un hombre que podía tener a la mujer que quisiera, no compraba a una chica cualquiera en un club nocturno, eso solo significaba, que lo que iba a tener que hacer para él, no iba ser nada inocente.

-Papá, no hagas esto, por favor – le pidió Abigail, por completo derrotada, mientras lo veía con los ojos llenos de lágrimas.

-Lo siento hija, pero ya este hecho.

-¡No te atrevas a volver a decirme hija! – ella le grito con asco.

Aún seguía sin entender como su padre había sido capaz de hacer eso, como la había vendido como si nada, como si fuera una esclava, y no una mujer que además de todo, se suponía que era su hija.

-Te prometo que, si me dejas quedarme, hare todo lo que tu quieras, trabajare todos los días, hare bailes privados, me asegurare de que ganes el dinero que necesitas, pero te lo suplico, no me obligues a ir con él – hizo un ultimo intento por conmover el corazón de su padre.

Pero por desgracia a él no le generaba nada verla asi. No había vuelta de hoja.

-Lo lamento mucho – respondió – tienes que irte ahora, no debes hacer enojar al señor Dominic.

Ella lo vio con rencor, y entonces le escupió en la cara.

Heather, que había escuchado los gritos desde el camerino, salió para ver que era lo que estaba sucediendo.

-¡Abigail, papa, ¿Qué esta pasando aquí?!

Abi la vio con la cara llena de lágrimas, y entonces le contesto – pasa que papá me vendió a Dominic Salvatore.

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