—Necesito apartar una cita con medicina general —comenté cuando íbamos en el auto.
—¿Por qué? —inquirió mientras seguía con la mirada puesta en la carretera.
—Necesito comenzar a cuidarme —expliqué—. A ti no te gusta usar condón. Yo creo que me podría ir bien con las pastillas anticonceptivas.
—Es que no me gustan los condones —confesó—, siento que no me deja disfrutar como me gusta. Pero sí, sería buena idea que comenzaras a protegerte.
—Sí, no quiero terminar embarazada sin planificarlo.
—Lo siento.
—¿Por qué te disculpas?
—No logré contenerme, se me hace difícil contigo: me gustas mucho.
Solté un suspiro y sonreí levemente: no todo puede ser perfecto.
.
Fue ese mismo día cuando