Lisa
Para mí, él se va a casa, pero para mi consternación, se sienta a mi lado y me acaricia las nalgas, ¡váyase, loco esperpéntico!
- Deberías ir a casa, no quiero verte aquí.
- Tengo la intención de dormir contigo esta noche.
- ¡No puedes!
- ¡Me gustaría ver quién me lo impedirá! ¿Tú quizás? ¿o tu amiga o llamarás a tu novio?
- Por favor, vete, ¡ya es bastante difícil para mí mirarte a la cara!
- ¿Por qué? ¿Porque te sientes culpable por haber disfrutado de mis caricias? ¿mis besos?
¡No podrás hacer nada al respecto! independientemente de tu tenacidad, ¡no podrás resistirte a mí! Entonces, no te canses de
culparme de todos tus males de una vez por todas.
Acabas de disfrutar tanto como yo en esta habitación, y seguiré volviendo a verte y seguirás recibiéndome con los brazos abiertos, sin intentar fingir que te obligo, porque en ambos casos, ¡nunca te obligué! La primera vez se puede decir que no sabías quién era yo, pero la segunda vez, sabías muy bien quién era yo, ¡pero aun así te