Anna
Estoy en esta habitación y busco una ducha para lavarme y quitar su olor de mí. Todo en mí me hace pensar en él. Vuelvo a ver sus ojos brillantes en esta habitación como el diablo. Me levanto con dificultad y después de la adrenalina, ya no tengo fuerzas. No puedo caminar. A gatas, llego ante esta puerta, debe ser la ducha. Me enderezo y la abro, entro y continúo a gatas, abro el grifo y me siento justo en el suelo. Esta agua fría me hace bien. Enfría el calor que hay en mi cuerpo.
No sé cuánto tiempo he estado debajo, pero me levanto y agarro una toalla para envolverme. Me levanto y camino despacio hacia esta habitación. Me acuesto en mi lugar y cierro los ojos. El sueño finalmente llega a buscarme, la fatiga ha podido conmigo.
A la mañana siguiente, me despiertan:
- Anna, Anna, despierta. Es hora de comer.
Abro los ojos y miro a mi alrededor: una joven que no conozco está frente a mí.
- ¿Me oyes? Tienes que ir a tomar tu ducha, te espero aquí, tengo un vestido que te espera.
Me