Anna
Grito de sorpresa pero también de miedo. Miro el cuerpo de esa pobre mujer a mi lado: está muerta. Está muerta porque quería mantener a su hijo. No quería abortar. ¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué?
- Anna... Anna... ¿Anna?
Me sacuden y me doy cuenta de que estoy en shock. No me muevo, no parpadeo. Me doy cuenta del mundo peligroso. ¡Un mundo donde se puede matar tan fácilmente! ¡Qué horror!
Empiezo a llorar porque una familia acaba de perder a su hijo. Una madre acaba de perder a su hija y a su nieta. ¿Qué situación?
- Tienes que limpiarte, tienes sangre por todas partes.
Miro mis manos y mis brazos, efectivamente, tengo proyecciones de sangre sobre mí. Pero no me preocupa, la que me interesa es la que está acostada cerca de mí. Quien la mató, después de cometer su fechoría, se fue como vino. Nadie hace un gesto para ayudar a la pobre mujer. Actúan como si fuera normal. ¡Matar a alguien no es normal! Entonces, ¿por qué nadie se queja? ¿Por qué nadie se levanta contr