Auracio
Imagino sus labios sobre mí, en mi sexo, que reacciona a ese pensamiento. Le pido que espere, pronto será la fiesta en casa, podrá divertirse a voluntad, pero hay que esperar hasta mañana. Mañana no vamos a dejarla pasar. Me subo a acostarme junto a ella. Le digo: “Te tendré, por fin podré dormir.” Ella se mueve en su sueño y el margen se escapa. ¡Dios santo, ¿qué me estás haciendo?! Sus lindas nalgas están descubiertas. ¡Oh, Dios mío! Cierro la puerta y vuelvo a salir. No puedo dormir al lado de ella sin tocarla. Estoy al borde. Voy a la habitación de al lado, me recuesto, cierro los ojos. Mañana la tendré.
Ariane
Me despierto y me estiro. Me doy cuenta de que sigo desnuda. Ay, ese hombre tiene dedos de locura... Cierro los ojos y vuelvo a recordar las escenas de anoche. Me mojo muchísimo. Cuanto más pronto llegue el contrato para firmarlo, mejor. Ya he esperado demasiado. Quiero probar por fin ese placer que me he prohibido. Veo sus labios, su boca sobre mí, lo visualizo una y otra vez. No puedo soportarlo. Pongo un dedo en mi sexo y empiezo a tocarme. Mi pequeño sexo está todo erecto para que lo toque más. Gimo. Imagino que es su dedo, su boca, que me succiona, que me lame. Sí, qué delicioso...
—¿No puedes esperarme, pequeña traviesa?
Salto. ¡Mierda, qué vergüenza! Me detengo inmediatamente.
—Pareces muy impaciente. Solo había que esperar un poquito.
Auracio
Me despierto a las 5 y llamo a mi abogado. Él dice que ya finalizó el contrato. Le digo que me lo traiga de inmediato. Quiero verlo en los cinco minutos siguientes. Tomo una ducha, me visto y voy a mi habitación para ver a mi bella dormida. Pero ¿qué veo cuando entro? La reina está dándose placer… sola. Esta escena es surrealista.
—Te traje el contrato. Puedes firmar y por fin podremos darnos gusto.
Ella toma el contrato, lo abre sin darse cuenta de que está desnuda allí, frente a mí. Se me hace agua la boca.
—Apresúrate. Mi compañero no ha dormido en toda la noche, solo ha estado reclamándote.
Ella se toma su tiempo para leer.
—¿Cree que la voy a engañar o qué? Es lista...
—Aquí dice que tardaste cinco meses en hacerlo, en lugar de los tres que hablaste ayer.
—Sí, no quise arriesgarme. Entonces mira en tu teléfono. Añadí un bonus para que no hablemos mucho esta mañana.
Ella mira su móvil.
—¡Wow! Doblaste la apuesta. Cinco meses, 200 millones de dólares. ¿Dónde firmo?
Le muestro las partes donde debe firmar. Firma, y yo también.
—Ahora, a nosotros.
Empiezo a desnudarme. Ella me mira, impaciente. Se arquea, haciendo que se levanten bien sus enormes pechos. M****a, ella quiere matarme. Echa las piernas a un lado, mostrándome su nido inundado. Rápidamente arranco la ropa. Ella sonríe. Lo hizo a propósito. Salto a la cama.
—Creo que ya te divertiste bastante a mi costa. Ahora dame lo que me corresponde.
Comienzo por las piernas, dándole besos, acariciando. Subo por el muslo y lo empapo en besos. Ella se acuesta. Separo bien sus muslos. Respiro el olor de su humedad. Adoro ese aroma. Paso la lengua primero. Ella gime. Me enloquezco. Pongo mis labios en su monte. Inhalo. Muerdo su sexo bien erecto. Con mi lengua me deslizo en su flor, entrando y saliendo de ella. Ella se agarra a mi cabello, lo toma, lo tira.
—Haaaaa... sí... hum... sí... ohh... sí... —gime, murmura palabras incomprensibles.
Ariane
Me lame, me muerde, su lengua entra y sale de mi mundo. Qué bien, qué bueno... Me siento invadida por una tormenta de emociones. Esa tormenta destruye todo. Me aferro a su cabello, lo jalo más fuerte, y un grito sale de mi garganta con los ojos cerrados. Estoy agotada por esa tormenta. Él sube, me besa apasionadamente. Siento el sabor de mi secreción, un gusto salado.
—Tienes un muy buen gusto, mi amor. Cuando has llegado a la cima, cuando tu sexo se ha puesto rígido y ha hecho saltar tu jugo, permanecí sorprendido. Acabo de encontrar a una mujer fuente. Es increíble esa capacidad de disfrutar como un hombre. Me encantó.
—Voy a hacer una llamada para decirles que no nos molesten en todo el día. Traerán comida cada dos horas, porque estaremos muy ocupados hoy.
Hace la llamada. Cuando termina, él me mira, empieza a acariciar su sexo. Mis ojos se fijan en el movimiento de sus dedos, abiertos de par en par. Oh, no... no, no... Intento escapar.
—Él me desgarrará. ¿Por qué no pedí ver la mercancía primero, antes de firmar?
—Ehh... voy a la ducha, yo...
—¿Crees que te voy a dejar salir de esta cama ahora? Te estás metiendo el dedo en el ojo. No te preocupes, no te haré daño… al menos no intencionalmente. He esperado demasiado. Ya no puedo más. Déjame mostrarte todo el placer que puedo darte. Te deseo tanto que no duermo en la noche. Te deseo tanto que se vuelve inquietante. Déjame hacerte mía, llenarte con mi esencia. Déjate… que te folle, joder. Ya no puedo más. Empiezas a volverte como un
a droga para mí. Ahora la necesito. Necesito mi dosis de ti...
Capítulo 1 – Fin de cursoArianeMe despierto con una energía que me recorre el cuerpo como una corriente eléctrica. Hoy no es un día cualquiera: es mi último día de clases. Por fin.Déjame presentarme. Me llamo Ariane Akon Leslie, tengo 19 años y estoy terminando la carrera de Gestión Empresarial. Ha sido un camino largo, lleno de desafíos, pero lo he recorrido con la frente en alto. No tuve atajos. Nada me fue regalado. Todo me lo gané.Mis amigos dicen que soy hermosa. Tengo una figura de reloj de arena, piel morena y un cabello liso que me cae en cascada hasta la mitad de la espalda. Me gusta cuidar mi cuerpo, pero sé que mi verdadero valor no está en lo físico. Soy ambiciosa, determinada. Quiero más.Hoy debo recoger mi diploma, así que no pierdo el tiempo. Salgo de mi habitación, me ducho con agua caliente, dejo que el vapor relaje mis músculos y luego desayuno algo rápido. El día me espera.Vivo en un piso compartido con mi mejor amiga, Marianne. Aunque ahora debería estar de v
Capítulo 2 – AurácioAurácioMi jet aterriza en Las Vegas tras varias horas de vuelo. Nos recibe el mismísimo Sanguinario en persona, una señal clara de cuánto valora nuestra colaboración. No esperaba tanto de su parte, lo admito.Pasamos por el detector de metales. Nos registran con minuciosidad; en este negocio, la confianza jamás excluye el control. Una vez terminadas las formalidades, nos saludamos con un apretón de manos.—Buenas noches. Bienvenido. Espero que hayas tenido un buen viaje.—Muy bien, gracias.—Por favor, sígueme.Frente a nosotros, diez vehículos alineados. Subimos al que ocupa el centro.—He privatizado un edificio entero para alojarte a ti y a tus hombres.¿Te parece bien?—Ya tenía mis propios arreglos, pero en aras de la confianza, acepto. Gracias.—Te dejaré descansar. Nos vemos a las 10 p. m. en mi club.—Perfecto. Me parece bien.Permanezco en el coche unos minutos, esperando la confirmación de mi teniente de que todo está en orden. Cuando me da luz verde, d
El clubAriane- despiértate dormilona..- puta, déjame dormir un poco, tengo mucho sueño, no he podido cerrar un ojo en toda la noche.- si queremos ir de compras hoy, ¡es ahora, ya es mediodía!- ¿Qué? No puede ser.- ¡Oh, sí, Marianne! Entonces levántate y ve a lavarte, yo me encargo del desayuno.- gracias, ¿qué haría sin ti?- Siempre me hago esa misma pregunta... Ella se levanta y se dirige a la ducha. Yo voy a la cocina a preparar un buen risotto. Me encanta ese plato.Marianne y yo nos conocemos desde hace cuatro años, es decir, desde la muerte de mi madre, el conductores borracho era su tío, a quien ella estaba muy apegada. Sus padres todavía viven, pero ella prefirió quedarse conmigo para que nos apoyáramos durante este duelo.Yo ya no tenía nadie con quien vivir, sus padres siempre estaban entre dos aviones. Ella prefirió vivir conmigo porque siempre estaba sola, cada mes sus padres le envían dinero, que comparte conmigo. ¿Creen que no le quiero? Pues no, sí lo necesito y n
Capítulo 4 – Reunión (2)AuracioBajo para encontrarme con John Smith. Nos espera en la limusina, acompañado, como siempre, por mujeres impresionantes. Me acomodo frente a él mientras dos bellezas se acurrucan a sus costados.—¿Bien descansado? —pregunta con una sonrisa relajada.—Lo suficiente —respondo, directo.—Te presento a mis actuales compañeras: Abril y Bretaña.—Buenas noches, señor —dicen a coro.—Buenas noches, bellezime.John chasquea los dedos, y dos mujeres más se acercan a mí: una rubia con curvas letales, la otra pelirroja, con unos ojos verdes que parecen leer el alma.—Para ti, hermano. Megs y Tisha.—Encantado —respondo mientras me evalúan con descaro.—Estás delicioso —susurra Tisha.—Te cuidaremos bien —añade Megs, relamiéndose los labios.—Me parece encantador —digo, conteniendo una sonrisa.El conductor arranca. Veinte minutos después, escoltados, llegamos a un restaurante elegante. Nos ubican en una mesa reservada, apartada del resto. A cada lado, las mujeres n
Capítulo 5 : Reunión 3AuracioElla es magnífica. Tiene ese tipo de belleza que desarma sin esfuerzo. Su piel dorada contrasta con unos ojos de un azul tan claro, tan poco común en una morena, que por un instante pierdo la noción del tiempo. John, sentado frente a mí, nota mi distracción y se gira disimuladamente para no parecer curioso.—¿Estás bien? —me pregunta.—Acabo de ver a la mujer más hermosa de mi vida… y está justo detrás de ti. La quiero.John se da la vuelta para observar. Sus ojos la localizan enseguida y se quedan clavados en ella durante cinco largos minutos. Demasiado largos para mi gusto.—Magnífica —murmura finalmente.Se levanta como si nada y se dirige a las chicas.—Bueno, señoritas, vamos a subir a mi oficina a tomar algo. No tardamos.Me hace una seña para que lo siga. Al llegar, llama a uno de sus guardias y le muestra a la joven en las cámaras de seguridad.—Súbela al VIP+ número 2. Lo que quiera, invítala la casa —ordena.—Sí, señor.¿Pero en qué diablos est
John- Buenas noches mis diosas, soy John, te presento mi amigo Auracio y tú?Ella me da la mano, sus manos son suaves, delicadas, hechas para caricias, mis caricias.AuracioSaludo a la diosa frente a mí.Maldición, ella me pone en todos mis estados, ¿cómo podemos ser tan hermosos? ¡Y este aire angelical! Cuando veo esta cara fina, estos deliciosos labios que solo piden ser comidos y estas elegantes manos que aspiran a darme abrazos, deben ser suaves al tacto.¿Qué está sucediendo? Me convierto en sentimientos? Por supuesto que no. Haré todo para besarla esta noche y poder olvidarlo justo después.¿No veo lo que tiene más que los demás? Para hacerme sentir estas sensaciones únicas y locas. No quiero sentir eso.- Buenos será Amore Mio, yo es Auracio para servirte, eres hermosa.- Gracias, mi nombre es Ariane y aquí está mi mejor amiga Marianne.- Enchante, de hecho, soy Marianne, gracias Champagnes.- Todo el placer es para mí, dijo John, espero que te diviertas.- Sí, es divertido,
ArianeEstoy obsesionada con todas estas sensaciones desconocidas, increíbles, voluptuosas, sensacionales... En fin, no tengo palabras para describir lo que siento, es vertiginoso. Mi cuerpo está atravesado por un fuego ardiente que solo pide ser apagado o expandirse hasta la última terminación nerviosa. Ya no me pertenece.Siento sus dedos sobre mis pechos, que se elevan implorándole más, suplicándole que continúe, ansiosos de sus caricias. Estoy perdida, ¿cómo me llamo? No sé quién soy ni dónde estoy. Todo lo que importa es esa sensación que me enloquece. Por favor, no te detengas, tengo tantísimas ganas... Ja, ja, ja... Alívame, mi bello corcel. ¡Sí! Mi mente está a la deriva, es tan delicioso.Siento su mano rozando el interior de mis muslos, subiendo hacia mi centro. Estoy hirviendo, la respiración entrecortada, suspendida, esperando, rogando por más. Sus dedos me acarician y mi jugo brota como una fuente, inundando sus dedos. Se detiene, saboreando el momento.—Estás bien empapa
Ariane—Mantente tranquila.Él continúa besándome, una mano agarra mi muslo, apretándolo, mientras la otra sostiene mi cabeza, sometiéndome a su invasión en mi boca. No puedo soportarlo más: respondo a su beso con pasión. Aunque no soy muy experimentada, he besado a algunos chicos, sé más o menos qué hacer.Como si eso lo impulsara, atrapa mi lengua, la chupa, juega con ella, después muerde mi labio inferior, lo lame, desciende por mi barbilla, por mi garganta... Gimo, intento detenerlo, pero estoy consumida por un fuego ardiente.La parte baja de mi vientre duele, clama por alivio. Siento su miembro bajo mí, me froto contra él; él gruñe, sus manos recorren todo mi cuerpo, mientras su boca baja hacia mis pechos, que parecen haber sido excluidos del festín.—Parad, por favor, no podéis seguir aquí, no estamos solos.Como si me despertaran de un sueño, lo empujo bruscamente y trato de respirar.Me aparto de él, y él me deja hacer.—No te acerques más a mí o, si no...—¿Y qué harás, mi a