Capítulo 20 : Finalmente

Auracio

Imagino sus labios sobre mí, en mi sexo, que reacciona a ese pensamiento. Le pido que espere, pronto será la fiesta en casa, podrá divertirse a voluntad, pero hay que esperar hasta mañana. Mañana no vamos a dejarla pasar. Me subo a acostarme junto a ella. Le digo: “Te tendré, por fin podré dormir.” Ella se mueve en su sueño y el margen se escapa. ¡Dios santo, ¿qué me estás haciendo?! Sus lindas nalgas están descubiertas. ¡Oh, Dios mío! Cierro la puerta y vuelvo a salir. No puedo dormir al lado de ella sin tocarla. Estoy al borde. Voy a la habitación de al lado, me recuesto, cierro los ojos. Mañana la tendré.

Ariane

Me despierto y me estiro. Me doy cuenta de que sigo desnuda. Ay, ese hombre tiene dedos de locura... Cierro los ojos y vuelvo a recordar las escenas de anoche. Me mojo muchísimo. Cuanto más pronto llegue el contrato para firmarlo, mejor. Ya he esperado demasiado. Quiero probar por fin ese placer que me he prohibido. Veo sus labios, su boca sobre mí, lo visualizo una y otra vez. No puedo soportarlo. Pongo un dedo en mi sexo y empiezo a tocarme. Mi pequeño sexo está todo erecto para que lo toque más. Gimo. Imagino que es su dedo, su boca, que me succiona, que me lame. Sí, qué delicioso...

—¿No puedes esperarme, pequeña traviesa?

Salto. ¡Mierda, qué vergüenza! Me detengo inmediatamente.

—Pareces muy impaciente. Solo había que esperar un poquito.

Auracio

Me despierto a las 5 y llamo a mi abogado. Él dice que ya finalizó el contrato. Le digo que me lo traiga de inmediato. Quiero verlo en los cinco minutos siguientes. Tomo una ducha, me visto y voy a mi habitación para ver a mi bella dormida. Pero ¿qué veo cuando entro? La reina está dándose placer… sola. Esta escena es surrealista.

—Te traje el contrato. Puedes firmar y por fin podremos darnos gusto.

Ella toma el contrato, lo abre sin darse cuenta de que está desnuda allí, frente a mí. Se me hace agua la boca.

—Apresúrate. Mi compañero no ha dormido en toda la noche, solo ha estado reclamándote.

Ella se toma su tiempo para leer.

—¿Cree que la voy a engañar o qué? Es lista...

—Aquí dice que tardaste cinco meses en hacerlo, en lugar de los tres que hablaste ayer.

—Sí, no quise arriesgarme. Entonces mira en tu teléfono. Añadí un bonus para que no hablemos mucho esta mañana.

Ella mira su móvil.

—¡Wow! Doblaste la apuesta. Cinco meses, 200 millones de dólares. ¿Dónde firmo?

Le muestro las partes donde debe firmar. Firma, y yo también.

—Ahora, a nosotros.

Empiezo a desnudarme. Ella me mira, impaciente. Se arquea, haciendo que se levanten bien sus enormes pechos. M****a, ella quiere matarme. Echa las piernas a un lado, mostrándome su nido inundado. Rápidamente arranco la ropa. Ella sonríe. Lo hizo a propósito. Salto a la cama.

—Creo que ya te divertiste bastante a mi costa. Ahora dame lo que me corresponde.

Comienzo por las piernas, dándole besos, acariciando. Subo por el muslo y lo empapo en besos. Ella se acuesta. Separo bien sus muslos. Respiro el olor de su humedad. Adoro ese aroma. Paso la lengua primero. Ella gime. Me enloquezco. Pongo mis labios en su monte. Inhalo. Muerdo su sexo bien erecto. Con mi lengua me deslizo en su flor, entrando y saliendo de ella. Ella se agarra a mi cabello, lo toma, lo tira.

—Haaaaa... sí... hum... sí... ohh... sí... —gime, murmura palabras incomprensibles.

Ariane

Me lame, me muerde, su lengua entra y sale de mi mundo. Qué bien, qué bueno... Me siento invadida por una tormenta de emociones. Esa tormenta destruye todo. Me aferro a su cabello, lo jalo más fuerte, y un grito sale de mi garganta con los ojos cerrados. Estoy agotada por esa tormenta. Él sube, me besa apasionadamente. Siento el sabor de mi secreción, un gusto salado.

—Tienes un muy buen gusto, mi amor. Cuando has llegado a la cima, cuando tu sexo se ha puesto rígido y ha hecho saltar tu jugo, permanecí sorprendido. Acabo de encontrar a una mujer fuente. Es increíble esa capacidad de disfrutar como un hombre. Me encantó.

—Voy a hacer una llamada para decirles que no nos molesten en todo el día. Traerán comida cada dos horas, porque estaremos muy ocupados hoy.

Hace la llamada. Cuando termina, él me mira, empieza a acariciar su sexo. Mis ojos se fijan en el movimiento de sus dedos, abiertos de par en par. Oh, no... no, no... Intento escapar.

—Él me desgarrará. ¿Por qué no pedí ver la mercancía primero, antes de firmar?

—Ehh... voy a la ducha, yo...

—¿Crees que te voy a dejar salir de esta cama ahora? Te estás metiendo el dedo en el ojo. No te preocupes, no te haré daño… al menos no intencionalmente. He esperado demasiado. Ya no puedo más. Déjame mostrarte todo el placer que puedo darte. Te deseo tanto que no duermo en la noche. Te deseo tanto que se vuelve inquietante. Déjame hacerte mía, llenarte con mi esencia. Déjate… que te folle, joder. Ya no puedo más. Empiezas a volverte como un

a droga para mí. Ahora la necesito. Necesito mi dosis de ti...

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
capítulo anteriorpróximo capítulo

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App