Capítulo 19: Ariane 

Ariane

Él presiona, coquetea, muerde mis senos.

Sus manos no permanecen inactivas.

Frotan las puntas de mis senos; están erectas, pidiéndome aún más.

Me he convertido en una verdadera fuente ahí abajo.

—Vamos a acostarnos —lo digo para mantenerlo a distancia.

—No quiero separarme de ti.

—Tendrás que hacerlo. Si no, ¿cómo iremos a la habitación?

Él me levanta a caballito, mis pies se enroscan alrededor de él.

Va a tomar el ascensor para ir a su habitación.

—Sabes que arruinaste mi vestido. ¿Y si encontramos a alguien en el camino?

—Le arrancaré los ojos.

Sigue caminando, la nariz en mi cuello, la lengua intentando posarse sobre mi pecho.

—Para, por favor.

—¿Por qué? No me digas que no te gusta.

Llegamos a la habitación. Él me lanza sobre el colchón.

—Voy a preparar un baño.

Entra en la ducha para abrir el grifo, luego regresa a la habitación y me saca de la cama.

—¿Pero qué estás haciendo?

—Voy a desnudarte y hacer que tomes un baño.

—Pero no soy una niña.

—Lo sé. Para mí es un placer hacerlo. Y es algo muy nuevo también, ¿puedes dejarme hacerlo?

—¡Oh! Tan bien pedido que no puedo negarme.

Me hace detenerme y empieza a quitarme la parte superior, que ya estaba en mal estado.

Mi pecho, que estaba medio cubierto, queda completamente desnudo. Me siento incómoda.

Se arrodilla frente a mí para quitarme la parte inferior, tomándose su tiempo para deslizarme la tanga.

Ahora estoy completamente desnuda frente a él. Él sigue arrodillado, acaricia mis caderas, besa mi vientre.

Mis dedos en su cabello, me aferro a él para no tambalearme.

Sus manos presionan mis nalgas. Gimo con los ojos cerrados.

—Auracio.

—Sí, mi amor.

—Tu boca hace maravillas.

—Lo sé.

Se detiene. Me deja con las ganas.

Me levanta como a una novia y entra en la ducha para depositarme en la bañera.

Se desnuda frente a mí. Cuando se quita los pantalones cortos, cierro los ojos para no verlo.

Eso le hace reír.

—Eres tan inocente.

Se coloca detrás de mí y apoya su cabeza en mi pecho.

Su mano en la mía. ¡Hoo la la! Va a volverme loca.

Sus dedos juguetean con mis pezones. Me esfuerzo por no gemir. Es tan agradable.

Él me masajea el pecho, suavemente, con delicadeza.

No puedo evitar gemir.

Sus labios tocan mis lóbulos, que aspira; besa mi cuello, mi clavícula.

Gira mi cabeza para que nuestros labios se unan.

Nos besamos con pasión. Él me aprieta más contra él, como si quisiera fundirse conmigo.

Sus ojos, llenos de lujuria. Acaricia mi cabello.

—Estoy ansioso por hacerte mía.

—Yo también. Quiero pertenecerte.

—Serás mía.

—Sí, sí.

Seguimos besándonos una y otra vez.

Mis labios están hinchados, rojos de tantos besos.

El agua se ha enfriado. Él se levanta, sale de la bañera y me levanta para ponerme en la silla de la habitación.

Toma una toalla y me seca. Luego hace lo mismo con él, y me lleva a la cama.

Me aprieta contra él y me da un beso en la cabeza.

—Que duermas bien. Tengo muchas ganas de que llegue mañana para hacerme tuya.

Me acurruco contra él y me quedo dormida.

Auracio

Veo que se ha quedado dormida. Me aparto suavemente para no despertarla, y me visto para volver a mi oficina.

No puedo dormir teniéndola en mis brazos sin poder hacerla mía.

Al llegar a mi oficina, hago una llamada a mi abogado para redactar rápidamente el contrato y tenerlo listo temprano en la mañana.

Ella debe firmarlo pronto. Tengo demasiadas ganas de apoderarme profundamente de ella.

Ella es como un imán que me atrae especialmente.

No puedo sacarla de mi mente.

Mis manos me pican, quieren tocar su cuerpo.

Me sumerjo en la nueva asociación que quiero hacer con mi primo, Lucifer (padrino de la mafia rusa).

Ver a Lucifer... otra novela. Sobre este tema debo llamarlo, hace tiempo que no hablamos.

—¿Finalmente te acuerdas de mí? —me dice.

—No me diste respuesta respecto a los planes que debes hacer para mi nuevo barrio, que pronto debo sacar adelante.

—De hecho, estaba ocupado. Acabo de casarme y no tengo la cabeza para eso ahora. Llámame en una semana, que habré terminado tu maqueta.

—¿Qué? ¿Te casaste sin invitarme?

No es posible, ¿por qué tan rápido?

—Porque quería hacerlo. No iba a dejar que se me escapara. Así que la secuestré y la obligué a casarse conmigo.

—¿No has hecho eso?

—Sí, lo hice. Y ahora estoy en luna de miel. Así que no me molestes más, estoy en el paraíso en este momento. Adiós.

Me cuelga el teléfono en la cara. No lo puedo creer.

Pobre chica, no sabe en qué lío se ha metido. Que Dios la ayude.

Mis pensamientos aún divagan hacia esa bella obra en mi cama.

Vuelvo a visualizar su cuerpo con los ojos cerrados.

En mi mente, veo sus hermosos senos. Me muerdo los labios para contenerme.

Y también sus glúteos: hay que venerarlos por su presencia.

Sus labios hermosos, que están en este mundo para darme placer a mí, a mi pequeño yo que está más abajo.

Imagino sus labios sobre mí, en mi sexo, que reacciona a ese pensamiento.

Le pido que tenga paciencia.

Pronto será

la fiesta en la casa, podrá divertirse a gusto, pero hay que esperar hasta mañana.

Mañana, no la vamos a fallar...

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App