Ariane
Él presiona, coquetea, muerde mis senos.
Sus manos no permanecen inactivas.
Frotan las puntas de mis senos; están erectas, pidiéndome aún más.
Me he convertido en una verdadera fuente ahí abajo.
—Vamos a acostarnos —lo digo para mantenerlo a distancia.
—No quiero separarme de ti.
—Tendrás que hacerlo. Si no, ¿cómo iremos a la habitación?
Él me levanta a caballito, mis pies se enroscan alrededor de él.
Va a tomar el ascensor para ir a su habitación.
—Sabes que arruinaste mi vestido. ¿Y si encontramos a alguien en el camino?
—Le arrancaré los ojos.
Sigue caminando, la nariz en mi cuello, la lengua intentando posarse sobre mi pecho.
—Para, por favor.
—¿Por qué? No me digas que no te gusta.
Llegamos a la habitación. Él me lanza sobre el colchón.
—Voy a preparar un baño.
Entra en la ducha para abrir el grifo, luego regresa a la habitación y me saca de la cama.
—¿Pero qué estás haciendo?
—Voy a desnudarte y hacer que tomes un baño.
—Pero no soy una niña.
—Lo sé. Para mí es un placer hacerlo. Y es algo muy nuevo también, ¿puedes dejarme hacerlo?
—¡Oh! Tan bien pedido que no puedo negarme.
Me hace detenerme y empieza a quitarme la parte superior, que ya estaba en mal estado.
Mi pecho, que estaba medio cubierto, queda completamente desnudo. Me siento incómoda.
Se arrodilla frente a mí para quitarme la parte inferior, tomándose su tiempo para deslizarme la tanga.
Ahora estoy completamente desnuda frente a él. Él sigue arrodillado, acaricia mis caderas, besa mi vientre.
Mis dedos en su cabello, me aferro a él para no tambalearme.
Sus manos presionan mis nalgas. Gimo con los ojos cerrados.
—Auracio.
—Sí, mi amor.
—Tu boca hace maravillas.
—Lo sé.
Se detiene. Me deja con las ganas.
Me levanta como a una novia y entra en la ducha para depositarme en la bañera.
Se desnuda frente a mí. Cuando se quita los pantalones cortos, cierro los ojos para no verlo.
Eso le hace reír.
—Eres tan inocente.
Se coloca detrás de mí y apoya su cabeza en mi pecho.
Su mano en la mía. ¡Hoo la la! Va a volverme loca.
Sus dedos juguetean con mis pezones. Me esfuerzo por no gemir. Es tan agradable.
Él me masajea el pecho, suavemente, con delicadeza.
No puedo evitar gemir.
Sus labios tocan mis lóbulos, que aspira; besa mi cuello, mi clavícula.
Gira mi cabeza para que nuestros labios se unan.
Nos besamos con pasión. Él me aprieta más contra él, como si quisiera fundirse conmigo.
Sus ojos, llenos de lujuria. Acaricia mi cabello.
—Estoy ansioso por hacerte mía.
—Yo también. Quiero pertenecerte.
—Serás mía.
—Sí, sí.
Seguimos besándonos una y otra vez.
Mis labios están hinchados, rojos de tantos besos.
El agua se ha enfriado. Él se levanta, sale de la bañera y me levanta para ponerme en la silla de la habitación.
Toma una toalla y me seca. Luego hace lo mismo con él, y me lleva a la cama.
Me aprieta contra él y me da un beso en la cabeza.
—Que duermas bien. Tengo muchas ganas de que llegue mañana para hacerme tuya.
Me acurruco contra él y me quedo dormida.
Auracio
Veo que se ha quedado dormida. Me aparto suavemente para no despertarla, y me visto para volver a mi oficina.
No puedo dormir teniéndola en mis brazos sin poder hacerla mía.
Al llegar a mi oficina, hago una llamada a mi abogado para redactar rápidamente el contrato y tenerlo listo temprano en la mañana.
Ella debe firmarlo pronto. Tengo demasiadas ganas de apoderarme profundamente de ella.
Ella es como un imán que me atrae especialmente.
No puedo sacarla de mi mente.
Mis manos me pican, quieren tocar su cuerpo.
Me sumerjo en la nueva asociación que quiero hacer con mi primo, Lucifer (padrino de la mafia rusa).
Ver a Lucifer... otra novela. Sobre este tema debo llamarlo, hace tiempo que no hablamos.
—¿Finalmente te acuerdas de mí? —me dice.
—No me diste respuesta respecto a los planes que debes hacer para mi nuevo barrio, que pronto debo sacar adelante.
—De hecho, estaba ocupado. Acabo de casarme y no tengo la cabeza para eso ahora. Llámame en una semana, que habré terminado tu maqueta.
—¿Qué? ¿Te casaste sin invitarme?
No es posible, ¿por qué tan rápido?
—Porque quería hacerlo. No iba a dejar que se me escapara. Así que la secuestré y la obligué a casarse conmigo.
—¿No has hecho eso?
—Sí, lo hice. Y ahora estoy en luna de miel. Así que no me molestes más, estoy en el paraíso en este momento. Adiós.
Me cuelga el teléfono en la cara. No lo puedo creer.
Pobre chica, no sabe en qué lío se ha metido. Que Dios la ayude.
Mis pensamientos aún divagan hacia esa bella obra en mi cama.
Vuelvo a visualizar su cuerpo con los ojos cerrados.
En mi mente, veo sus hermosos senos. Me muerdo los labios para contenerme.
Y también sus glúteos: hay que venerarlos por su presencia.
Sus labios hermosos, que están en este mundo para darme placer a mí, a mi pequeño yo que está más abajo.
Imagino sus labios sobre mí, en mi sexo, que reacciona a ese pensamiento.
Le pido que tenga paciencia.
Pronto será
la fiesta en la casa, podrá divertirse a gusto, pero hay que esperar hasta mañana.
Mañana, no la vamos a fallar...
AuracioImagino sus labios sobre mí, en mi sexo, que reacciona a ese pensamiento. Le pido que espere, pronto será la fiesta en casa, podrá divertirse a voluntad, pero hay que esperar hasta mañana. Mañana no vamos a dejarla pasar. Me subo a acostarme junto a ella. Le digo: “Te tendré, por fin podré dormir.” Ella se mueve en su sueño y el margen se escapa. ¡Dios santo, ¿qué me estás haciendo?! Sus lindas nalgas están descubiertas. ¡Oh, Dios mío! Cierro la puerta y vuelvo a salir. No puedo dormir al lado de ella sin tocarla. Estoy al borde. Voy a la habitación de al lado, me recuesto, cierro los ojos. Mañana la tendré.ArianeMe despierto y me estiro. Me doy cuenta de que sigo desnuda. Ay, ese hombre tiene dedos de locura... Cierro los ojos y vuelvo a recordar las escenas de anoche. Me mojo muchísimo. Cuanto más pronto llegue el contrato para firmarlo, mejor. Ya he esperado demasiado. Quiero probar por fin ese placer que me he prohibido. Veo sus labios, su boca sobre mí, lo visualizo una
Capítulo 1 – Fin de cursoArianeMe despierto con una energía que me recorre el cuerpo como una corriente eléctrica. Hoy no es un día cualquiera: es mi último día de clases. Por fin.Déjame presentarme. Me llamo Ariane Akon Leslie, tengo 19 años y estoy terminando la carrera de Gestión Empresarial. Ha sido un camino largo, lleno de desafíos, pero lo he recorrido con la frente en alto. No tuve atajos. Nada me fue regalado. Todo me lo gané.Mis amigos dicen que soy hermosa. Tengo una figura de reloj de arena, piel morena y un cabello liso que me cae en cascada hasta la mitad de la espalda. Me gusta cuidar mi cuerpo, pero sé que mi verdadero valor no está en lo físico. Soy ambiciosa, determinada. Quiero más.Hoy debo recoger mi diploma, así que no pierdo el tiempo. Salgo de mi habitación, me ducho con agua caliente, dejo que el vapor relaje mis músculos y luego desayuno algo rápido. El día me espera.Vivo en un piso compartido con mi mejor amiga, Marianne. Aunque ahora debería estar de v
Capítulo 2 – AurácioAurácioMi jet aterriza en Las Vegas tras varias horas de vuelo. Nos recibe el mismísimo Sanguinario en persona, una señal clara de cuánto valora nuestra colaboración. No esperaba tanto de su parte, lo admito.Pasamos por el detector de metales. Nos registran con minuciosidad; en este negocio, la confianza jamás excluye el control. Una vez terminadas las formalidades, nos saludamos con un apretón de manos.—Buenas noches. Bienvenido. Espero que hayas tenido un buen viaje.—Muy bien, gracias.—Por favor, sígueme.Frente a nosotros, diez vehículos alineados. Subimos al que ocupa el centro.—He privatizado un edificio entero para alojarte a ti y a tus hombres.¿Te parece bien?—Ya tenía mis propios arreglos, pero en aras de la confianza, acepto. Gracias.—Te dejaré descansar. Nos vemos a las 10 p. m. en mi club.—Perfecto. Me parece bien.Permanezco en el coche unos minutos, esperando la confirmación de mi teniente de que todo está en orden. Cuando me da luz verde, d
El clubAriane- despiértate dormilona..- puta, déjame dormir un poco, tengo mucho sueño, no he podido cerrar un ojo en toda la noche.- si queremos ir de compras hoy, ¡es ahora, ya es mediodía!- ¿Qué? No puede ser.- ¡Oh, sí, Marianne! Entonces levántate y ve a lavarte, yo me encargo del desayuno.- gracias, ¿qué haría sin ti?- Siempre me hago esa misma pregunta... Ella se levanta y se dirige a la ducha. Yo voy a la cocina a preparar un buen risotto. Me encanta ese plato.Marianne y yo nos conocemos desde hace cuatro años, es decir, desde la muerte de mi madre, el conductores borracho era su tío, a quien ella estaba muy apegada. Sus padres todavía viven, pero ella prefirió quedarse conmigo para que nos apoyáramos durante este duelo.Yo ya no tenía nadie con quien vivir, sus padres siempre estaban entre dos aviones. Ella prefirió vivir conmigo porque siempre estaba sola, cada mes sus padres le envían dinero, que comparte conmigo. ¿Creen que no le quiero? Pues no, sí lo necesito y n
Capítulo 4 – Reunión (2)AuracioBajo para encontrarme con John Smith. Nos espera en la limusina, acompañado, como siempre, por mujeres impresionantes. Me acomodo frente a él mientras dos bellezas se acurrucan a sus costados.—¿Bien descansado? —pregunta con una sonrisa relajada.—Lo suficiente —respondo, directo.—Te presento a mis actuales compañeras: Abril y Bretaña.—Buenas noches, señor —dicen a coro.—Buenas noches, bellezime.John chasquea los dedos, y dos mujeres más se acercan a mí: una rubia con curvas letales, la otra pelirroja, con unos ojos verdes que parecen leer el alma.—Para ti, hermano. Megs y Tisha.—Encantado —respondo mientras me evalúan con descaro.—Estás delicioso —susurra Tisha.—Te cuidaremos bien —añade Megs, relamiéndose los labios.—Me parece encantador —digo, conteniendo una sonrisa.El conductor arranca. Veinte minutos después, escoltados, llegamos a un restaurante elegante. Nos ubican en una mesa reservada, apartada del resto. A cada lado, las mujeres n
Capítulo 5 : Reunión 3AuracioElla es magnífica. Tiene ese tipo de belleza que desarma sin esfuerzo. Su piel dorada contrasta con unos ojos de un azul tan claro, tan poco común en una morena, que por un instante pierdo la noción del tiempo. John, sentado frente a mí, nota mi distracción y se gira disimuladamente para no parecer curioso.—¿Estás bien? —me pregunta.—Acabo de ver a la mujer más hermosa de mi vida… y está justo detrás de ti. La quiero.John se da la vuelta para observar. Sus ojos la localizan enseguida y se quedan clavados en ella durante cinco largos minutos. Demasiado largos para mi gusto.—Magnífica —murmura finalmente.Se levanta como si nada y se dirige a las chicas.—Bueno, señoritas, vamos a subir a mi oficina a tomar algo. No tardamos.Me hace una seña para que lo siga. Al llegar, llama a uno de sus guardias y le muestra a la joven en las cámaras de seguridad.—Súbela al VIP+ número 2. Lo que quiera, invítala la casa —ordena.—Sí, señor.¿Pero en qué diablos est
John- Buenas noches mis diosas, soy John, te presento mi amigo Auracio y tú?Ella me da la mano, sus manos son suaves, delicadas, hechas para caricias, mis caricias.AuracioSaludo a la diosa frente a mí.Maldición, ella me pone en todos mis estados, ¿cómo podemos ser tan hermosos? ¡Y este aire angelical! Cuando veo esta cara fina, estos deliciosos labios que solo piden ser comidos y estas elegantes manos que aspiran a darme abrazos, deben ser suaves al tacto.¿Qué está sucediendo? Me convierto en sentimientos? Por supuesto que no. Haré todo para besarla esta noche y poder olvidarlo justo después.¿No veo lo que tiene más que los demás? Para hacerme sentir estas sensaciones únicas y locas. No quiero sentir eso.- Buenos será Amore Mio, yo es Auracio para servirte, eres hermosa.- Gracias, mi nombre es Ariane y aquí está mi mejor amiga Marianne.- Enchante, de hecho, soy Marianne, gracias Champagnes.- Todo el placer es para mí, dijo John, espero que te diviertas.- Sí, es divertido,
ArianeEstoy obsesionada con todas estas sensaciones desconocidas, increíbles, voluptuosas, sensacionales... En fin, no tengo palabras para describir lo que siento, es vertiginoso. Mi cuerpo está atravesado por un fuego ardiente que solo pide ser apagado o expandirse hasta la última terminación nerviosa. Ya no me pertenece.Siento sus dedos sobre mis pechos, que se elevan implorándole más, suplicándole que continúe, ansiosos de sus caricias. Estoy perdida, ¿cómo me llamo? No sé quién soy ni dónde estoy. Todo lo que importa es esa sensación que me enloquece. Por favor, no te detengas, tengo tantísimas ganas... Ja, ja, ja... Alívame, mi bello corcel. ¡Sí! Mi mente está a la deriva, es tan delicioso.Siento su mano rozando el interior de mis muslos, subiendo hacia mi centro. Estoy hirviendo, la respiración entrecortada, suspendida, esperando, rogando por más. Sus dedos me acarician y mi jugo brota como una fuente, inundando sus dedos. Se detiene, saboreando el momento.—Estás bien empapa