Apryl
Finalmente, disfrutamos al mismo tiempo. No pudo retirarse para evitar que yo disfrutara. Estamos acostados uno al lado del otro, con los ojos entrecerrados.
Con el corazón latiendo, estamos en un estado de trance. Fue tan intenso lo que acabamos de sentir en los brazos del otro.
- Todavía estoy esperando mis disculpas.
Abro los ojos para mirarlo, él tiene los ojos todavía cerrados.
- No tengo disculpas que ofrecerte porque no he hecho nada malo. Eres tú el hombre infiel. Eres tú quien quería engañarme.
Solo defendí lo que me pertenece. Y debes saber que esto es solo un vistazo de lo que soy capaz de hacer para mantenerte. Más te vale no olvidar que eres un hombre casado, mi hombre.
- Te estás volviendo cada vez más aterradora, mi querida esposa.
- Aún no has visto nada. Espero por tu bien que no haya una próxima vez.
- No la habrá.
- De todas maneras, tu palabra no tiene valor.
Él se incorpora, me mira intensamente y con voz grave me dice:
- Si mi palabra tiene valor: Te amo y