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Capítulo 37 : Él es como Auracio

Ariane

Él me viola salvajemente, me toma una pierna que pone sobre su hombro y apunta a un ángulo como un francotirador, da en el blanco, una y otra vez, mi barco se hunde en un alud de emociones turbulentas.

Respiramos al unísono, los ojos entrecerrados, una sonrisa en los labios, nos quedamos dormidos, apaciguados por nuestras respiraciones comunes...

Al día siguiente, día de preparativos para la partida. Me despierto con los miembros bloqueados por un gran tronco que intento quitar de mi pierna, empujo el tronco que comienza a moverse, ¿qué es eso?

- ¡Deja de empujarme, vas a hacer que me caiga!

Abro los ojos y miro a Auracio al pie de la cama, el pobre.

- ¿Qué haces en mi cama?

- ¿Y tú qué haces en mi cama?

- No, es mi...

Miro bien a mi alrededor, no es mi habitación, ah sí, terminamos anoche en su casa. Me pregunto por qué estamos peleando desde que comenzamos a acostarnos juntos, aún no hemos dormido separados, aunque es raro despertarme pegada a él.

- ¿Dormiste bien?

- Sí, ¿y tú?

- Contigo en mi cama, siempre duermo bien.

El día de la partida finalmente ha llegado, arreglo mis maletas, he traído tres, Auracio también, me pregunto de él a mí que le gusta vestirse, es la primera vez que veo a un hombre prestar tanta atención a su estilo de vestir. Con todos sus relojes, zapatos, corbatas y trajes, tiene más ropa que yo, que amo tanto la moda, ahora que tengo los medios, no me privaré más, en unos meses me convertiré como él, ávida de moda.

Partimos juntos con solo seis guardaespaldas, es un viaje de dos días. Voy a despedir a Marianne y a los chicos, le digo a Marco que cuide bien de mi hermana, él sonríe y acepta.

Nos acompañan hasta el jet, les decimos un último adiós antes de subir.

Aterrizamos en Rusia unas horas más tarde.

Hemos llegado a Rusia, hacía un frío glacial, descendemos del jet.

La mansión de su primo está lejos de la ciudad de Moscú. Afortunadamente, tiene un pequeño aeropuerto privado que no está lejos de su hogar. Los SUV negros nos esperan, él viene a recibir a su primo, se abrazan, luego Auracio nos presenta:

- Primo, te presento a mi prometida Ariane.

- Ariane, este es mi primo y el padrino de la mafia rusa, Alexandre Belinski.

Él me tiende la mano para saludarme, aprovecho para observarlo bien, entre él y Auracio, no sé quién es más temible, parece frío, con un rostro que aunque intenta poner una sonrisa, está congelado.

- Encantado Ariane, bienvenida a Rusia y a la familia.

- Encantada, señor.

- Estamos en familia, puedes llamarme Alex.

- De acuerdo, Alex.

- Sígueme.

Todos subimos al mismo coche.

En diez minutos, llegamos a su casa, la residencia es austera, demuestra la personalidad del propietario.

En esta gran casa, en medio del salón, una mujer joven muy hermosa, de aproximadamente mi edad, está sentada viendo las noticias.

- Ven aquí, cariño, que te presento a mi primo.

- Auracio, te presento a mi esposa, Angèle.

- Cariño, te presento a Auracio, mi primo pero también el padrino de la mafia italiana, y nuestro socio para la construcción de un nuevo barrio en Italia, aquí está su prometida Ariane.

- Encantada.

- Sean bienvenidos.

Nos damos besos.

- Encantada, eres muy hermosa Angèle.

- Gracias.

Nos miramos, se establece una conexión entre nosotras, me gusta, pero parece muy tímida, me gustaría sacarla de ese estado. Ariane, mantente en tu lugar, acabas de llegar, no te hagas notar, da una buena impresión de ti, me repito eso mentalmente durante mucho tiempo.

- Síganme, les mostraré sus habitaciones.

- Y si nos tutearamos, sería mejor, sobre todo si formamos parte de la misma familia.

- Tienes toda la razón, sígueme.

Su marido y Auracio se dirigen a su oficina, creo, nosotros nos dirigimos al lugar donde estaremos hospedados durante nuestra estancia, los empleados nos traen nuestras maletas.

- Muchas gracias, Angèle, espero que nos volvamos amigas.

- Yo también lo espero, me gustaría tener a alguien más cercano a mí que mi amiga que se quedó en América para escuchar mis estados de ánimo.

- Me encantaría reemplazar a tu amiga de vez en cuando. Dame tu contacto, yo te doy el mío, así estaremos siempre en contacto.

- Está bien.

Nos intercambiamos nuestros contactos, la registro como amiga n.° 2.

Ella me deja ducharme, me cambio cuando ella llama a la puerta. Le pido que entre, ella entra con una bandeja de comida.

- Tu prometido y mi marido están en plena discusión en su oficina, decidí traerte algo para picar.

- Gracias, es muy amable de tu parte. Dime, si no es demasiado indiscreto, ¿cómo fue tu matrimonio? De hecho, me pregunto si tu marido es como mi prometido, si no sabe nada de romanticismo.

Ella me sonríe con nerviosismo antes de responderme:

- Tienes toda la razón, excepto que me vi obligada a casarme, no hace ni una semana.

- ¿Qué? ¿No? ¿No es cierto? ¡Oh Dios mío! ¿Cómo estás con todo esto?

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