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Capítulo 43 : RENDIR CUENTAS

Voici une version corrigée de ton chapitre en espagnol, avec les fautes d’orthographe, de grammaire et de ponctuation rectifiées, tout en conservant le ton sensuel et dramatique de la scène :


AURACIO

– ¿Sí, bebé? ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Y cómo se pronuncia ese gran nombre en un momento como este?

– ¿Bebé?

– Sí, mi cariño. Ya no tengo prisa, tengo todo el tiempo del mundo.

– ¿Mi amor?

– ¿Bebé?

– ¡Hazme tuya!

Su sexo sigue en mi entrada, persiguiéndome con su presencia sin llenarme completamente. Me vuelve loca esa sensación que despierta en mí. ¡Pero para él es solo un juego!

– ¿No puedes hacerlo mejor o simplemente no me deseas?

– Sí, tengo muchas ganas de ti.

– Entonces sé más elocuente.

– Maldición, mi amor, fuck me, por favor.

Es como si solo esperara eso. En cuanto esa frase cruza mis labios, él se hunde profundamente en mí, llenándome con toda su longitud. Emites un largo grito de sorpresa y placer.

– No es demasiado pronto. Yo también tengo ganas de ti. Quiero quedarme eternamente en tu calor. Quiero estar siempre así, tan cerca de ti, ¿sabes? Cuando te alejas de mí, ni siquiera un minuto... me haces falta.

Acompaña cada palabra con un movimiento de caderas, haciendo que me pierda en la plenitud.

Maldición, me conoce tan bien. Conoce mi cuerpo al toque de sus dedos. Sabe cómo hacerme desear y cómo encenderme por dentro. Estoy sobre brasas; mi cuerpo arde de punta a punta. Mis pies comienzan a soltarse, sus embestidas se vuelven más fuertes, mis piernas tiemblan.

– ¡Bebé! ¡Ve más lento, no puedo más!

– ¡Oh, sí, mi cariño! Tu cuerpo fue hecho para el mío, se adapta tan bien a mis golpes. M****a... hummm... Sé que puedes aguantar más, solo un poquito más.

¡Eres una guerrera! Toma esto... ¿te gusta?... ¡Dime que te gusta!

– ¡Sí, me conoces tan bien! Bebé... hummm... sigue, bebé... continúa... Haaaaa...

– ¡Mierda... reina mía... hooo!

Él golpea aún más fuerte. Su sexo se alarga, tocando lo más profundo de mi alma. Sus testículos chocan con fuerza contra mi pubis. Con sus dedos, se aplica en mi pequeño botón, llevándome más allá de lo irreal.

Alcanzamos el orgasmo juntos. Nos desplomamos en la cama, exhaustos, felices, con sonrisas tontas en la cara.

– ¡Fue mágico!

– Sí, fue irreal.

– ¡Maldita sea, no puedo imaginar mi vida sin ti! ¡Eres como un huracán que arrasa con todo a su paso!

– Y eso te gusta. Es hora de lavarse y cenar.

– Tienes toda la razón. Vamos a tomar una ducha.

Entramos al baño para lavarnos rápidamente y salimos unos minutos después.

Nos vestimos rápido, como si compitiéramos contra el reloj.

Vamos a la sala a cenar. Encontramos a Ángela ya sentada en la mesa esperándonos.

– Buenas noches, mi nueva hermana. ¿Cómo estuvo tu noche?

– Muy mala. Siento que mi esposo me evita.

– No te preocupes, debe ser por la vergüenza. Tiene vergüenza y no sabe cómo comportarse contigo.

– ¿Qué le impide disculparse?

– Seguramente su ego desmesurado.

– Sin duda tienes razón. Pero lo hecho, hecho está. Ya no se puede cambiar nada. Él debe afrontar las consecuencias de sus actos.

– Espero que no te dejes convencer. Sé fuerte en tus convicciones y mantén la guardia.

– Entendido, jefa.

Su esposo aparece ahora.

– Y aquí el más infiel de los infieles.

– ¡No hace falta que lo digas!

Cenamos en un silencio pesado. Tengo prisa porque termine esa cena. Por suerte, mañana nos vamos a casa. No soporto más a ese individuo.

Después de cenar, nos pide que lo sigamos a su oficina. Mi corazón empieza a latir más rápido.

¡Es hora de rendir cuentas!

Llegamos a su oficina, donde él se sienta y nos observa a mi querido y a mí como si fuéramos animales curiosos. Nos sentamos frente a él. Él toma la palabra:

– Auracio, ¿puedes explicarme cómo tu prometida supo lo que pasó?

– Voy a dejar que hable la interesada.

Ariane empieza a hablar con gran pompa, como si estuviera en su casa. Realmente, sin vergüenza.

– Como decía durante el día, soy una pequeña mosca que entró en tu oficina justo en el momento en que te volabas la cabeza con esa puta. Espero que hayan limpiado bien, porque estropeaste el lugar. ¡Todavía huele a algo raro! ¡Huele a... sexo!

Golpeo sobre la mesa. ¡Esta pequeña peste empieza a pasarse de lista!

– Vas a dejar de jugar conmigo, insolente pequeña. Me debes respeto.

– No te debo nada de eso. El respeto se gana, y especialmente mi respeto, se merece con tu comportamiento. No puedo respetarte. No mereces ningún respeto de mi parte. ¿Quieres saber cómo supe que engañaste a tu mujer? Muy bien, te lo diré: soy vidente. Te vimos en mi bola de cristal, en plena acción con la otra. Tu mujer estaba a mi lado y vimos cómo la follabas salvajemente. ¡Joder! Fue más que una película porno. Fue salvaje, fue...

– ¡Basta! No vas a burlarte de mí en mi propia casa. Auracio, tienes que enseñarle modales a tu salvaje...


Souhaites-tu que je continue avec la suite de ce chapitre ou que je le traduise en français ?

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