ARIEL
—Necesito que llames a Leonardo—estoy en la oficina de mi jefe—quiero aclarar de una buena vez y por todas esa situación.
Es el hombre, el triángulo amoroso que vivio Michael y su esposa, lo culpa de quitarle un cliente.
—Eso seria lo mejor, ya mismo lo llamo y concreto una cita con el hombre.
—Muy seguramente se negara, pero tu insiste, lo conozco.
Al parecer le duele perder a su amigo.
—Quisieras volver a tener la misma amistad—suspira anclando su vista a la mía.
—Quisiéramos muchas cosas, pero evidentemente hay cosas que cambian y otras que no. Leonardo nunca me lo va a perdonar porque mi esposa fue el amor de su vida y la sigue amando y mientras ese sentimiento exista, eternamente seremos enemigos.
—Entiendo.
No digo nada más, parece que el tema lo afecta demasiado y creo que no es muy divertido escarbar viejas herida