72. Nuestra habitación
— ¿Crees que vaya a estar bien? — le preguntó Kira a Jack después de un largo silencio.
Becca no tenía familiares cercanos en Nueva York, así que con las influencias del apellido Akerman les permitieron el acceso a la habitación. La mujer todavía dormía, pues había entrado en un estado de shock al ver la sangre correr por sus piernas y perdió la consciencia de camino a la clínica. Hacía ya una hora de eso.
Jack abrió la boca para responder, pero la verdad es que nada salió de esta y se encogió de hombros con pesar. En ese momento, el doctor entró por la puerta con un gesto un tanto cuestionable.
— Señor Akerman, señorita Raleigh — saludó el hombre con barba a la pareja, y echó un vistazo a la paciente antes de acercarse a ellos.
— ¿Cómo está, doctor? — intentó averiguar Kira, inquieta por lo recientemente acontecido — ¿Cómo está el bebé de Becca?
El doctor pasó de una mirada a la otra y posteriormente negó con la cabeza.
— Lo siento, no pudimos hacer nada — explicó sin más.
Kira ahogó