Me quedo acostado boca arriba y con mi mano muy traviesa tocó las piernas desnudas de mi chica, ascendiendo por su piel, ella arrima una pierna hacia adelante para darme más acceso.
Si no podía abrazarla, al menos la consentiría ahí abajo en su zona íntima. Su humedad emanaba de ella.
No sé por qué llego a pensar que a Sam tal vez ya no le excita que les chupe las tetas porque es mamá, supongo que deja de ser placentero o tal vez es por el hecho que te lo haga tu pareja si excita, no lo sé, pero si me trae curiosidad.
No hice mucho la verdad, dejé de acariciarla en el momento que vi que se durmió, la comprendí totalmente, mi pobre chica debe estar muy cansada.
Al día siguiente, era sábado y me he levantado temprano para atender a mi preciosura como se debe. Tengo alrededor de unos diez minutos, estoy en la cocina y no encuentro el bendito sartén para cocinar, es como si estuviera en casa ajena, de verdad no sé en donde los guarda Sam.
—Hola papá —bosteza Matteo entrando a la cocina.
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