Capítulo 18: Multitud en el hospital.
El rostro de David se fue transformando de la sorpresa al enfado, mirando a mi exesposo.
—Ya tenemos que irnos, Charlotte —anunció Frederick, soltando mi cuerpo para agarrar mi muñeca como su nueva prisionera.
Tiró de mí, obligándome a caminar. David tomó mi otra muñeca. Cómo un juguete siendo jalada por dos niños, me vi obligada a permanecer en mi lugar. Por suerte, Frederick no siguió tirando de mi extremidad, de lo contrario, me sacaría el hombro de lugar.
Los ojos de mi exesposo fueron al objeto que me impedía avanzar. En otras palabras: la mano de David en mi muñeca.
—¡No la toques, maldito imbécil! —En un parpadeo, Frederick me había soltado para tomar el cuello de la camisa de David.
—¡Tú eres quien no debe tocarla! ¿Crees qué no sé lo que le hiciste? —gritó David, sin apartarse—. No eres digno de tocarla.
El puño de mi exesposo impactó contra la mejilla de David. Este se tambaleó hacía atrás, sobándose el área afectada.
—¡Frederick, déjalo! —Tiré a mi exesposo del abrig