Capítulo 32 — Atascados en la montaña Narrador Descolocada por las palabras de Killian que alegraron su frágil corazón, Eira solo tiró de su mano y, frunciendo el entrecejo de su frente, negó. No porque no quisiera estar al fin con él, porque en realidad ella lo amaba, pero no de esa manera, no haciendo infeliz a Sofía, no habiéndola escogido por no tener otra salida para que se quedara. Eira deseaba ser elegida por amor, porque él estuviera dispuesto a todo por ella, porque en realidad la amara. —Killian... Tú no puedes hacer algo como eso. Elevando su rostro, Eira centró su mirada inquisidora en Alde, quien ni en sus peores pesadillas esperó esa respuesta, y abriendo su boca él pretendió responder, pero ella no se lo permitió. —No puedes abandonar a tu hijo solo por mí. ¿Cómo crees que me sentiría si permito que lo hagas? Estuve a tu lado todo este tiempo con la esperanza de que en algún punto terminarás tu relación con Sofía y me eligieras a mí, pero una vez que decidiste
Capítulo 33— Riesgos Narrador La noche apenas iniciaba, y el frío parecía no dejar de azotar aquella inolvidable cabaña. Eira se estremeció apenas. El fuego del hogar lanzaba reflejos danzantes sobre su piel, pero no era eso lo que la hacía temblar. Killian se acercó en silencio, como si supiera. Como si aún pudiera leerla. Eira ni lo miró cuando le puso la manta sobre los hombros. La aceptó en silencio, sintiendo el roce de sus dedos en la nuca, tan leve como una amenaza. El fuego del hogar lanzaba sombras anaranjadas sobre su piel. Sabía que él la estaba mirando. Como antes, como siempre, como si pudiera verla desnuda sin quitarle la ropa. —Estás temblando, Eira. Murmuró Alde, sin necesidad de acercarse más, pero sin poder dejar de verla. —Ya pasará, no te preocupes. Pero Killian no era de los que se quedaban quietos. Se sentó junto a ella. Tan cerca que pudo olerlo. Ese maldito aroma que le nublaba el juicio, como si su piel aún lo recordara mejor que su memoria. Él no pr
Capítulo 34— Un sucio planNarradorEira y Rosalía se encontraban en una acalorada discusión, la mujer de mediana edad se negaba a ver a su hija junto a un hombre como Alde, y Eira también decidida a alejarse de él, solo agregó:— Y yo ya te dije que me marcharé, madre... Ese viaje es lo que necesito, y no hace falta que me ordenes, porque soy yo la que decidió hacerlo.Viendo que su hija hablaba muy en serio, Rosalía solo asintió, y apretando sus labios, respondió antes de ver a Eira subir las escaleras.— Eso espero, Eira... No quiero decepcionarme de ti. Eres una mujer muy valiosa como para que te humilles ante un hombre como él. Asintiendo, Eira solo se dispuso a ir a su habitación, y cerrando la puerta tras de sí, supo que no había marcha atrás, que su decisión, por más difícil que fuera, era la más sensata.Por otra parte, llegando al hospital tras batallar con el pesado tráfico de la ciudad, Killian bajó de su auto. Sabía que lo que estaba atravesando Sofía era algo delicado,
Capítulo 35— No hace falta explicar Narrador Al amanecer Eira se dirigía D&A tenía un par de asuntos que resolver, por lo que caminaba con algo de prisa. Tras la discusión con su madre, afortunadamente el tema de Alde no se volvió a tocar, lo que la mantuvo tranquila por el momento. Llegando al fin a su destino, su asistente la recibió, y centrándose en el trabajo, en cumplir su abarrotada agenda, no descansó hasta que la visita de alguien inesperado llegó. — Señorita Drayton... El señor Antonio Vael Pide hablar con usted. ¿Está dispuesta a recibirlo? Separando su vista de los documentos en sus manos al escuchar el nombre del padre de Iker, Eira solo parpadeó un poco descolocada, y asintiendo, se colocó de pie para recibirlo de inmediato. — Por supuesto que sí... pásalo enseguida, no lo hagas esperar. Obedeciendo, su asistente salió de la oficina e ingresando un instante después con el caballero. Se disculpó antes de dejarlos a solas. — Disculpen. Saliendo del lugar,
Capítulo 36— Irrupción abrupta Narrador Deteniendo su auto a las afueras de la mansión Drayton, Killian sentía que su corazón estallaría. El día que había intentado postergar por tanto tiempo desgraciadamente llegó, y él no logró hacer nada para evitarlo. No porque no lo intentó, no porque no tuviese el poder para lograrlo, simplemente una parte de él, una muy pequeña, una que detestaba con todo su ser sabía que era lo mejor. Para Eira, para él, para lo poco que existió entre ellos, para todos. Despojándose del cinturón de seguridad, agitó sus dedos sobre el volante de su auto sopesando lo que estaba por hacer, y decidiendo finalmente salir para verla, bajó de este. Azotando la puerta a sus espaldas, Killian empezó a caminar hacia la imponente propiedad frente a él, y subiendo las escaleras que conducían a la puerta principal, elevó su mano con una calma exasperante antes de tocar esta. —Aquí vamos Sin prisa, pero con calma y con una determinación descomunal que helaba a cualqu
Capítulo 37— Adiós Narrador —Aquí estoy, Killian. ¿Qué es lo que quieres? Killian, quien se encontraba de pie en medio de la habitación con las manos dentro de su bolsillo, dio un par de pasos hacia ella antes de responder, y acorralándola en la puerta a sus espaldas, preguntó: —¿De verdad te irás? ¿Me dejarás, Eira? Drayton, quien desde el primer momento tras anunciar su compromiso decidió finalizar su oculta relación, asintió sin apartarle la mirada ni un segundo, y sintiendo como si lo abofetearan, Alde enmudeció. Quería pensar que tenerla frente a él la haría cambiar de opinión, pero al ver que no fue así, sintió que el suelo bajo sus pies empezaba a agrietarse. —Te dije que me iría, con o sin tu apoyo, y eso es lo que haré. Tragando grueso ante la cercanía, Eira alcanzó a soltar, y apoyando ambas manos a los costados del cuerpo de Drayton, Killian siseó casi sobre sus labios, haciendo que sus respiraciones se entrelazaran. —¿Estás segura, Eira? Aún estás a tiempo
Capítulo 38 —¿Su novia? NarradorCuatro semanas pasaron y con ellas Eira se centró en instalarse en la nueva ciudad, en trabajar, en hacerse conocer como una empresaria en crecimiento. Por supuesto que por momentos añoraba la vida que llevaba en su ciudad natal, a su madre, su casa, su trabajo, y hasta al mismo Alde, pero cuando la nostalgia la invadía, se esforzaba tres veces más para olvidarlos sabiendo que era lo mejor para todos.Ordenando su cabello antes de salir de casa, Eira se miró en el espejo una vez más detallando su sofisticado traje color salmón, y repitiéndose que todo estaría bien, salió del departamento. El edificio en el que laboraba junto a Vael quedaba relativamente cerca, por lo que un par de minutos después había llegado.Siendo recibida por su asistente, quien decidió seguirla a donde quisiera que fuera, esta la acompañó por el piso que ocupaba hasta llegar a su oficina, y empezando a leerle la agenda del día, dijo:— Hoy la señora Hitman la estará esperando e
Capítulo 39— Lo mejor para ella Narrador Caminando con prisa pero con calma, tratando de disfrazar la tormenta que se gestaba en su interior, Eira salía de la reunión de los King, mientras Iker prácticamente corría tras ella. Deteniéndose al fin al llegar a la entrada mientras esperaba el auto, Vael la alcanzó, y un poco agitado trató de explicar, pero ella no se lo permitió. —Eira... Yo... Elevando su mano enseguida, Drayton no le permitió continuar, y negando, preguntó un poco abrumada —¿Tu novia en serio? No entiendo qué querías hacer al presentarme ante King de esa manera, pero creo que te has excedido. Sintiéndose verdaderamente avergonzado por su comportamiento infantil al no saber controlar sus celos al notar la forma en la que Adams la observó, Iker se mantuvo en silencio unos segundos antes de responder. —De verdad lo siento, Eira. Sé que fue muy atrevido de mi parte hacerlo... Pero él, es... Liberando una bocanada de aire, Vael trató de controlar su agitada respiraci