Duele y mucho, no sé cómo ha logrado meterse en lo más profundo de mí este sentimiento que me hace agonizar. Mi pecho, duele tanto y yo doblo mi cuerpo sintiendo que voy a morir en cualquier momento.
Angustiada, observo como Edmond libera feromonas con mucha violencia mientras sus manos están cerradas y tan apretadas que sus nudillos se encuentran blancos y las venas de sus brazos resaltan en alto relieve.— ¿Qué acabas de decir? — pregunta Edmond con voz fría y amenazante.— Edmond…— Si eres tan valiente Antonella Waldorf, repite la locura que acabas de decir. — me ordena Edmond sin girarse.— Es lo mejor.— ¿Para quién es lo mejor? ¿Acaso es para el bastardo que aún no aparece en tu vida y ya piensas en él?‘¿Por qué siempre debe pensar el mi tercer prospecto de compañero? ¿