— Gracias. — Musitó de pronto Nicole.
— ¿Gracias por qué? — Patrick levantó la vista de su plato, haciéndose pasar como si no supiera de qué hablaba ella.
— Por no abandonarme… O mejor dicho, por no dejarme abandonarte… Algo así… — Murmuró Nicole con la mirada gacha, avergonzada.
Luego de toda la locura en la oficina del ahora exesposo de Nicole, Walter Gibson, ella había invitado a Patrick a un pequeño restaurante cercano para almorzar.
Patrick trataba de disimular, pero él no podía dejar de deslizar la mirada hacia ella a cada momento, él se sentía intranquilo, pues aunque todo había acabado por el momento, Nicole todavía lucía muy roja, hinchada y deprimida.
Parecía que todo eso le había afectado demasiado, mejor dicho, era obvio que le había afectado, ella se acababa de divorciar, su esposo le había restregado a su amante de la peor manera y lo más cruel era que, aunque se trataba de un matrimonio arreglado, Nicole parecía estar de verdad enamorada de ese sujeto.
— ¿Cómo lle