60. Una voz: una salvación
Gerardo vuelve a preguntar.
—Así se llama el niño que adoptó Rafael. Matías. ¿No está aquí con él?
Fernando se muestra confundido ya al oírlo, y más al escuchar el nombre del hijo de Rafael.
—No. El niño no está aquí ¿Por qué quieres saber?
Gerardo recuerda las súplicas de su hijo de quien sería su nuevo hermano.
—Luego te contaré. Necesito que hagas otra cosa, qué distingas a todo aquel policía corrupto. Uno de ellos es quien viene todos los días a dejarme la comida. Ignacio juega sucio. Él cree que yo no sé sus mañas. Desde niño fue una espinilla en el trasero y siempre hizo trampa. Si quiere se gobernador él mismo me está haciendo el favor. Yo esperaré aquí a la hora del traslado. No puedo hacer nada aquí, Fernando. Te necesito al lado de mi familia. ¿Cómo está mi madre? ¿Dónde está Sergio?
—Tu madre haciéndose cargo de todos los problemas en Santa María. Sergio está con su tía Azucena y la señora Aleida —Fernando cierra el portafolio.
—Bien. Confío en la señora Aleida. Ahora vet