La sensación de extrañeza la invade en cuanto abre los ojos. Isabella se despierta en una cama diferente, una que no es la de la bodega ni la del cuarto de las empleadas. Parpadea varias veces, tratando de reconocer el lugar y en cuanto ve la habitación amplia, con cortinas gruesas que dejan filtrar solo un poco de luz, sabe que está en la mansión.
Se incorpora rápidamente, sintiendo su cuerpo aún adolorido por los acontecimientos recientes, pero su mente está alerta. Pronto llega a ella el recuerdo de que se quedó dormida viendo películas junto a Alonzo y Renatto en la sala de la mansión, seguramente el hombre fue quien la trajo hasta el mismo cuarto que usó la noche anterior.
Se pone de pie con rapidez, no está dispuesta a quedarse en ese cuarto un minuto más de lo necesario. Sale en silencio, atravesando los pasillos hasta llegar a la salida que da al pati