La luz de la luna ilumina tenuemente la oficina improvisada donde Renatto está revisando los informes de los movimientos de las familias enemigas, buscando cuál de ellas podría apoyar a Loretto en su sed de venganza.
Lo cierto es que todas pueden ser potenciales aliadas a la locura de esa mujer. Pero lo que no sabe es que tiene a alguien peor cerca de él.
Su teléfono vibra sobre la mesa, el nombre de su jefe de seguridad parpadea en la pantalla. Responde de inmediato y sin expresión.
—¿Alguna novedad? —pregunta sin preámbulos.
“Señor, todo tranquilo por ahora, pero la seguridad se ha reforzado como ordenó.”
Renatto asiente para sí mismo.
—No quiero fallas. Nadie entra ni sale de la mansión. Que todos estén alerta, cualquier cosa sospechosa, llámame de inmediato.
“Entendido, señor Corleone. As&iac