Mikel entró de nuevo en su oficina después de haber dado las declaraciones oficiales y se sentó en el mueble con un fuerte dolor de cabeza.
Emmett entró y mirándolo comenzó a aplaudir su actuación antes las cámaras.
— ¡Excelente, hijo! Hoy te luciste, como debe hacerlo un verdadero Wolf — le dijo adulándolo hipócritamente.
— No te burles, papá, no estoy feliz por tapar tus mentiras, sabes que todo se sabrá tarde o temprano, no deberías celebrar todavía — Le contestó en tono frío y severo.
— Te equivocas, querido Mikel, mi gente ya hablo con los familiares de los afectados, todos han firmado un acuerdo de confidencialidad y, a cambio, me haré cargo de sus gastos médicos.
Mikel levantó la vista, asqueado, hacia su padre.
— Entonces, ¡si comprarás su silencio,