Desislava se puso pálida. Sabía perfectamente lo que le había hecho a él.
En aquel entonces, ese joven oficial lideraba a más de cien soldados y se mostró bastante valiente. En el enfrentamiento, lograron matar a algunos de sus soldados antes de huir. Desislava, decidida a encontrarlos, ordenó la masacre de varios pueblos en Ciudad Real, creyendo que él y sus hombres podrían estar ocultos entre los civiles.
Tenía que capturarlo, tanto para vengar la muerte de sus compañeros caídos como para aumentar su prestigio. Después de todo, matar a un solo oficial tenía mucho más mérito que hacerse con la vida de muchos soldados.
Esa era su lógica en aquel momento. Nunca se imaginó que, tras capturar a uno de esosl jovenjóvenes oficiales, él se mostraría tan altanero, acusándola de haber violado los acuerdos entre los dos reinos al masacrar a civiles inocentes.
Sus palabras fueron venenosas, maldiciendo a Desislava y a su ejército, afirmando que aquellos que masacraban a civiles merecían ser mald