La calma antes de la tormenta

   Ya habían pasado los días, y gracias a las fotos de Esther de nuestro picnic nocturno algunos nos decidieron ayudar y montar guardia, los policías accedieron pero con un permiso firmado y sellado, junto con un castigo claro esta.

   Aunque estábamos algo en calma porque algunos de ellos sabían del tema y cuidarían los huevos de las tortugas, los 3 pillos como les digo yo, se la pasaban con Pablo y Alejandro queriendo aprender sobre las carreras de ellos, no sabía porque pero parece que realmente querían cambiar su vida para bien y aunque aún tenía mis distancias con ellos, solo podía observar.

   Alejandro había logrado atraer a mi lado frío y a veces paseábamos por algo de comer o ir a tiendas, Esther siempre me decía "ese chico es indicado para ti" es cierto que desde el incidente del bote había dejado que me abrazara, aún sin tener nada.

   No podía negar que sabía ser paciente, aunque a veces tenía que darle su "stop"

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