—Por supuesto, el mejor amigo combina con mi mejor amiga, qué perfecto.
Sonrió Luna con orgullo.
Martín sostuvo con cuidado a Luna en sus brazos, apoyando su mejilla contra la frente de Luna y colocando su mano derecha sobre su corazón. Con voz entrecortada, dijo: —Travesura, me asustaste muchísimo. No hagas nada así de peligroso en el futuro. Prométemelo. Pase lo que pase, y quédate a mi lado.
El humor de Martín cambió tan rápido que Luna no pudo reaccionar.
Luna le prometió suavemente, luego se acurrucó en sus brazos y escuchó los constantes y poderosos latidos de su corazón. La leve fragancia de su cuerpo la hizo sentir tan feliz y segura como después de un desastre. Martín continuó besando la frente de Luna y acariciando su rostro. Ambos sintieron el calor del otro. En ese momento, todo estaba muy tranquilo.
Fuera de la habitación, Miguel le preguntó a Leticia por qué no entraba. Leticia detuvo a Miguel y le pidió que esperara afuera un rato, diciendo que adentro había demasiado mo