Capítulo 2 Dolorosos recuerdos

Vió que lamentablemente el autobús pasaba antes de que llegara y no tuvo más remedio que esperar un taxi.

Se quedó ensimismada, debatiéndose entre lo que acababa de decirle su esposo y lo que ella sentía realmente con toda esa situación que estaba viviendo.

Hubo un tiempo en el que Fernando había sido considerado y bueno con ella, ahora era un completo bastardo.

El día que lo conoció pensó que era un hombre amable y compasivo que sólo quería ayudarla con su situación.

Hacia un poco más de tres años su madre adoptiva se había descompensado, no tenían mucho dinero así que encontrar un lugar donde la atendieran rápido, era complicado.

Haydé, su madre se sentía cada vez peor así que ella tomó la decisión de meterse más allá de la puerta de la guardia médica y buscar a cualquier doctor que la ayudara.

Al primero que encontró fue a Fernando.

_Por favor doctor._ suplicó de rodillas, agarrando su bata._ atienda a mi madre, se está muriendo._ lloraba sin parar.

El joven médico la ayudó a levantarse, asintiendo con la cabeza.

_ No te preocupes, dime donde está tu madre, la ayudaré.

Fueron hasta donde estaba la señora y el la revisó, ordenando su inmediata internación.

El doctor al ver el estado deplorable de la joven y que no se había separado de su madre en toda la noche, se acercó a ella y le habló dulcemente.

_ has estado muchas horas aquí, quizás deberías ir a descansar, las enfermeras la atenderán ya dejé instrucciones.

Ella lo miró angustiada sin decir palabra.

_ tengo una mejor idea._ dijo con una sonrisa._ mi guardia ha terminado, te invito a la cafetería, al menos comer algo te hará bien.

Por alguna razón el le transmitió seguridad y confianza y aceptó.

El amablemente ordenó que le trajeran algo de comer y café.

Ella apenas probó lo que le habían traído y él por alguna razón que ella desconocía, seguía tratando de animarla.

Finalmente ella dijo:

_ no tengo dinero, no sé cómo afrontaré, tal gasto.. pero no me importa, solo quiero que mi madre se cure y volvamos a casa._ la angustia la invadía, apenas podía hablar.

El trató de ser comprensivo y estaba dispuesto a ayudarla en lo que pudiera.

_ están haciendo todos los estudios a tu mamá, pero si sé confirma lo que sospecho, es probable que no tenga chances de sobrevivir.

Ella lo miró horrorizada.

El tomó su pequeña mano entre las suyas.

_Anna, te lo digo porque tienes que saberlo, tienes más familiares a quienes recurrir?

Llorando lo negaba, estaba desvastada..

_ sólo a ella, quien me crió como a su hija._ lo miró._ doctor, que voy a hacer ahora?

El le dió un pañuelo.

_ Por lo pronto, secarte esas lágrimas y tomar tu café... en cuanto a los gastos._ miró alrededor._ yo hablaré con él director del hospital, veré que puedo hacer por tí y tú mamá.

Ella no podía creer que hubiese tenido tanta suerte al encontrar tal ángel en su camino.

_oh doctor, muchas gracias! prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para pagarle esto !

El sonrió y se despidió.

Ojalá hubiera sabido que nada en la vida es gratis y que hay personas que especulan con la necesidad de otros.

Apoyó su cabeza contra el vidrio, sus hermosos ojos grises, tenían un tinte de melancolía y a la vez de esperanza; gracias a Silvia había conseguido trabajo en el bufete más importante de la ciudad, el dueño era una persona muy importante, que tenía la fama de ganar juicios multimillonarios, realmente era muy bueno en lo que hacía.

Anna pensó que por una vez la vida le sonreía: trabajar en un bufete, aunque fuera en un puesto no muy importante, le ayudaría a entender el ambiente en el que algún día quería estar.

Algo bueno le había propiciado el matrimonio con Fernando: poder ingresar a la universidad e ir avanzando rápido en su carrera ya que le ponía empeño y era inteligente, además no tenía que trabajar tanto.

Pero cuando vió que el matrimonio irremediablemente estaba llegando a su fin, tomó la decisión de buscar trabajo y abrirse camino sola, con Fernando no podía contar, en realidad casi nunca contó con él pero al menos había llegado hasta ahí.

Apretó los labios y recordó las últimas palabras de la madre de Fernando hacía dos semanas atrás, antes de morir:

_ no te des por vencida, tu vales mucho aunque el no te valore._ dijo casi susurrando._ siempre supe sus intenciones, pero créeme me hice la tonta porque apenas te ví, supe que eras mi ángel.

Dolores, tenía un extraño sentido del humor, se estaba muriendo y seguía criticando a su hijo.

Muy a regañadientes le había aceptado un dinero que ella le dejó.

_ no es mucho, pero te ayudará para los primeros tiempos. _ le tomó la mano y se lo entregó. _ solo Luis y yo lo sabemos, sé que él te da lo justo y necesario.

Y así había sido Fernando pasó de ser su héroe Salvador a convertirse en eso que hoy le exigía el divorcio y sin explicación ahora quería darle dinero.

_ seguro es para acallar su conciencia._ dijo en voz alta._ pues no quiero nada de él, solo mi total libertad.

En otro tiempo, siendo una joven desvalida e inocente creyó amarlo, hoy de eso solo quedaba resentimiento y angustia.

_ Señor, falta mucho para llegar? _ preguntó preocupada _ tengo menos de 5 minutos para llegar a horario.

_ ya casi llegamos señorita! _ dijo amablemente el chófer.

Juntó todas sus cosas y se dispuso a bajar, tenía la sensación de que sería un muy buen día a pesar de todo.

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