Capítulo 46.
Donde una puerta se cierra, otra se abre.
—Miguel de Cervantes.
Leon:
Dos días después.
Estaba terminando de bañar a Hayley en la habitación del hospital, hoy nos iríamos a casa por fin, mi madre se está encargando con todos para acondicionar una habitación para ella. He notado a Hayley más cabizbaja de lo normal, no ha querido comer nada de lo que trato de darle, puede deberse a lo que le está sucediendo, se que para ella no es sencillo pero se que pronto vamos a superar ésto.
—Ya quedaste lista —le sonreí—, estas hermosa mi amor..
La tomé en mis brazos y salimos del baño, la recoste sobre la cama también acomodé su cuerpo con las almohadas, dejé un beso sobre sus labios y busqué el puré de papas para que comiera.
—Bien mi amor —me senté a su lado— comerás solo un poco —parpadeo dos veces—, no señora Fischer, debes comer, tu cuerpo debe estar fuerte para las terapias.. Por favor mi amor, sólo un poco.
Parpadeó una vez y asentí orgulloso, empecé a darle su comida y empezó a comer con