"Rose," dijo Dameron con los dientes apretados, mirando fijamente a la mujer que se acercaba a él.

Su cabello castaño ahora era rubio y lucía esa sonrisa que él nunca podría olvidar, incluso si lo intentara.

"Hola. Soy Rose, ¿y tú eres...?" dijo Rose a Amelia con una sonrisa alegre, mostrando sus dientes perfectos.

"Amelia," dijo Amelia en voz baja.

Rose miró a Amelia por un momento antes de desviar su mirada hacia Dameron. "Nunca trajiste a nadie aquí. ¿Nueva novia?" dijo riendo con la parte de la novia.

Esto hizo que Amelia se atragantara con el aire. Quería estar de vuelta en la mansión ahora mismo. Por alguna razón, esta mujer, Rose, había estropeado la magia que este lugar le había ofrecido.

"Oh, Dios, no te atragantes con el aire ahora, querida. Solo estaba bromeando. Sigues tan melancólico como siempre. Eres el mismo que veo. Col..."

"Amelia, sube al coche. Ahora," dijo Dameron con frialdad, sin quitar los ojos de Rose ni por un minuto.

El corazón de Amelia se hundió; era casi como si hubieran dado un paso adelante solo para caer diez veces hacia atrás.

No obstante, Amelia se dirigió directamente al coche, dejando a Rose con el gruñón de Dameron.

"¿Por qué estás aquí?" le preguntó Dameron a Rose, quien solo le dedicó esa sonrisa que antes lo habría debilitado.

"Estaba en Italia y decidí pasar a ver a un viejo amigo," dijo Rose simplemente, y Dameron arqueó una ceja. "Han pasado cuatro años, Dameron, quería verte. ¿Es tan malo?" dijo Rose en voz baja.

"Supongo que ya fuiste a la casa. Tengo que llevar a Amelia de vuelta. Te veré en la casa," dijo Dameron con frialdad, intentando irse, pero Rose bloqueó su camino colocando sus manos sobre su pecho.

"¿Soy tan reemplazable para ti?" dijo Rose, mirando a los ojos de Dameron.

Hace cuatro años, él nunca habría pensado en otra mujer que no fuera Rose. Solo que ella no era la mujer que él creía, y eso le había costado algo más precioso que los diamantes.

"Te veré en la casa," dijo Dameron, quitando las manos de Rose de su pecho y caminando hacia el coche donde Amelia estaba sentada.

Amelia se mantuvo en silencio y se guardó las preguntas durante todo el viaje a casa. Moría por saber quién era Rose. No era tonta. Sabía reconocer una historia de amor pasada cuando la veía, y definitivamente había historia entre Rose y Dameron. Y por alguna razón, sintió celos al pensar que existía la posibilidad de que Dameron aún sintiera algo por Rose.

"Oh, Amelia, mi querida," dijo Paula emocionada mientras salía corriendo de la mansión, lista para darle la bienvenida a Amelia. "¿Te sientes mucho mejor?"

"Sí, señora Paula," respondió Amelia cortésmente.

"Basta de eso. Llámame Paula. ¿De acuerdo?" Volviéndose hacia su hijo, dijo: "Rose está..."

"Lo sé. La vi de camino aquí," dijo él, interrumpiendo a Paula y volviendo a subir a su coche para marcharse justo cuando Rose se detenía en la entrada.

"No quiere hablarme, Paula," se lamentó Rose, acercándose a Paula y dándole un beso en la mejilla.

"Me pregunto por qué," respondió Paula secamente. "Amelia, ve a tu habitación y descansa un poco. Enviaré a alguien pronto con un poco de sopa de pollo para ti. ¿De acuerdo?"

Amelia dio las gracias cortésmente y subió a su habitación, se metió bajo las sábanas y dio por terminado el día.

Dameron había conducido para visitar su club en la ciudad. Poseía muchos clubes, la mejor manera de limpiar y mover el alijo de drogas con el que traficaba.

Con todo el drama femenino que había estado ocurriendo en su vida, se avergonzaba de admitir que se había olvidado por completo de los negocios. Gracias a Dios por Marcelo, que sabía cómo actuar y tomar buenas decisiones para el negocio.

"Jefe. Ha pasado un tiempo desde que vino," dijo Macho al servirle un vaso de bourbon. "Nunca en mi vida pensé que te vería agotado por culpa de una chica," bromeó, lo que le valió una mirada fulminante de Dameron.

"Ella no es una chica cualquiera. A Mamá le gusta, de alguna manera. Es algo con lo que tendré que lidiar," respondió secamente.

"A mí también me gusta de alguna manera. Parece una buena chica," esto le valió a Macho una mirada helada de Dameron. Macho se rió entre dientes; conocía a Dameron demasiado bien como para saber que Amelia había logrado crear un punto débil en él sin siquiera saberlo.

"Sigue diciendo tonterías así y aprenderás," le dijo Dameron a Macho, riendo ligeramente antes de ponerse serio. "¿Escuché que los mexicanos ahora están en el comercio de armas?" le preguntó a Macho con frialdad.

Macho suspiró, sabiendo que con Dameron, iba a haber un baño de sangre. "Aún no está confirmado, pero 'Pussy' de allí dijo que obtuvo su información de alguien de adentro."

"Mmm. Haz que te diga quién es ese 'alguien' de adentro. Y mientras tanto, necesito que les envíes un mensaje a esas malditas putas. Hay una razón por la que no permito el comercio de armas aquí y no van a arruinar eso para mí."

Macho asintió con la cabeza. Macho no era siciliano, pero su lealtad estaba con Dameron.

"Hablando de arruinar. Un pajarito me dijo que Rose apareció hoy. ¿Qué vas a hacer con ella?"

"¿'Pajarito' quieres decir tu pequeña marioneta, Clara?" dijo Dameron a Macho, bebiendo su trago. Clara era la sirvienta en la mansión. Era de Filipinas y de alguna manera había captado la atención de Macho. "Vamos. Vámonos."

Saliendo del club mientras conducía, Dameron temía volver a casa porque estaba seguro de que Rose estaría allí. A lo lejos, pudo distinguir una silueta que era la de Rose y una mujer a su lado con equipaje.

Eran su madre y Rose. Macho se rió entre dientes, "Esto es más entretenido que N*****x," dijo mientras Dameron le lanzaba dagas con los ojos.

Paula estaba al lado de Dameron en el momento en que lo vio. "Dile a Rose que se quedará aquí y no en un hotel."

Algunos días dudaba del juicio de su madre, y hoy era uno de ellos.