La velocidad de Zayn al caminar es casi igual a la de Aike y me pasa, creando una imagen borrosa detrás de sí y me deja atrás en cuestión de milésimas de segundo, pero no tengo problemas con eso, porque sé exactamente dónde se encuentra el sitio, así que desacelero el paso.
“¡Ja!”, dice Aella y yo frunzo el ceño, “qué conveniente el salir herido, mientras el prisionero se escapa, ¿no te parece?”.
“¿En serio crees que Melvin se haya lastimado a sí mismo, solo para fingir algo?”, le señalo y ella pone los ojos en blanco.
“Pues, te pongo los puntos así”, me dice, “primero, se desaparecen misteriosamente, cuando estábamos persiguiendo a esos dos”, indica y yo muevo la cabeza de lado a lado.
“Eso no es señal de nada, Aella”, le recuerdo y ella aprieta los dientes.