Capítulo 141
Regina creía que su primera vez ya había pasado hacía mucho tiempo, así que, más allá de la timidez y los nervios, no sentía miedo.

Pero lo que vino después no fue nada agradable.

No supo cuánto tiempo pasó, pero la luz del sol que entraba por la ventana se transformó de un dorado brillante a un naranja oscuro, y la habitación se sumió en la penumbra.

Cuando Gabriel terminó, encendió la lámpara de la mesita de noche.

Con los dedos, apartó el cabello húmedo que se le pegaba a la cara, revelando su delicada piel sonrojada y cubierta de una fina capa de sudor. Aún con los ojos cerrados, se veían rastros de lágrimas en sus mejillas, dándole un aire indescriptiblemente vulnerable.

Al bajar la mirada, notó las marcas que salpicaban su piel pálida.

Todas eran obra suya.

Él solo estaba fastidiado. Tomó la sábana de al lado y la cubrió como si fuera un mueble antes de levantarse y dirigirse al baño.

Al encender la luz del baño, su vista se clavó en la lencería que colgaba secándose junto a la v
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