"Te juro que no es lo que estás pensando", le dije a Valens, corriendo tras él mientras nos daba la espalda y nos conducía a la casa de la manada.
"¿Qué estoy pensando?", preguntó su fría voz. La frialdad de su voz me entumeció y me desesperó. Mi loba ya había formado una conexión con él y estaba de