Capítulo 38
Mi corazón latía, nunca dejo de latir por el, sonreí, había imaginado miles de escenarios para nuestro reencuentro, solo el amor podia florecer entre los dos.
Me acerqué despacio, nerviosa Pero a la vez llena de alegría. No podía evitarlo, Verlo así me hacía feliz, aunque no supiera cómo saludarlo, aunque parecía una estúpida titubeando
—Santiago… —dije al fin, con voz baja y con una sonrisa en mis labios —. Qué gusto verte, estás caminando,Te ves bien, yo quise estar en la cirugía pero...
Él volteó a mirarme, pero no sonrió, se quitó los lentes oscuros y observé su mirada era fría, distante, altiva, lejos de la mirada del Santiago que amaba.
Me sentí pequeña, como si sobrara, y lo estaba haciendo, porque Ximena le sostenía la mano, como si fuera su dueña ¿De que me había perdido?No dijo una sola palabra. Solo me miró de arriba a abajo, dio media vuelta y entró a la casa sin decir nada, como si fuera una desconocida en su vida.
Me quedé ahí parada, como una tonta, paraliz