Capítulo XV

                                     XV

Greg despertó con los malditos rayos del sol quemándole el rostro. No sabía cuánto tiempo transcurrió, pero por lo que a él respectaba, quizá podía ser lunes o martes.

No supo dónde se encontraba, y al intentar levantarse sintió dos punzadas de dolor: una en la pierna izquierda, apenas unos centímetros por encima de la rodilla, y otra cerca del hombro derecho. No se movió, sino que prefirió quedarse en el suelo un momento más. Un par de horas quizás, pensó, pero no sería una buena idea con aquel insoportable sol quemándole la piel. Sus labios estaban tan secos como la tierra árida, y al intentar tragar un poco de saliva le dolió la garganta: parecía tener un kilo de arena adentro. Necesitaba agua, pero al mirar a los lados no vio nada cerca. Si quería agua tenía que levantarse, y eso

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