(Maratón 3/9)
Alek Vólkov
Dejé caer todo el peso de mi cuerpo en el asiento trasero del auto y coloqué el teléfono a la altura de mi oreja solo para poder escucharla.
Había decidido venirme a uno de los autos que se encontraban en el estacionamiento del hotel para poder hablar con ella tranquilamente y sin interrupciones.
Mis hombres y Vlad se encontraban en la habitación durmiendo luego de un largo viaje, pero yo decidí aprovechar mi tiempo libre para saber de mí mujer e hijo.
No tenía nada de sueño y al confirmar que en Moscú aún era de día, decidí comunicarme.
—¿Hola? —la voz de Dasha se escuchó al otro lado de la línea y sin poder evitarlo sonreí.
Tenía horas queriendo hablar con ella y finalmente luego de tanto esperar e intentar comunicarme a la mansión sin éxito, lo había logrado.
—Hola —me limité a responder porque aunque la extrañaba y anhelaba hablar con ella desde hacía horas atrás, la verdad era que aún me encontraba algo molesto y confundido por todos los sucesos qu