Alek Vólkov
(Maratón 1/13)
Tiré la puerta del despacho con fuerza y me acerqué hasta el mini bar que se encontraba allí, me serví un trago, me lo bebí de un solo golpe y maldije en voz alta al sentir como el jodido Vodka quemó mi garganta.
Dasha se había ido a quien sabe dónde a correr para despejar su mente porque ya no se sentía segura a mi lado, porque la hice sentir mal con mis palabras y jodida actitud.
¡Maldita sea!
De mal humor y sin poder controlar mi furia, lancé el vaso de mi vista logrando que el mismo se convirtiera añicos en el piso de mármol.
Grité, comencé a golpear y desordenar todo intentando calmar mis demonios, esos que me susurraban al oído que si seguía con mi jodida actitud podía perder a Dasha.
Sabía que había sido muy duro y más teniendo en cuenta que ella más que nadie deseaba ese embarazo, pero no podía evitar sentirme furioso conmigo mismo por no poder aceptar a mi hijo, fruto de nuestro amor y, quién además de todo, no tenía la culpa de mis jodidos tra